Una exposición en Buenos Aires causó el enojo del actual papa Francisco
Uno de sus trabajos desató airadas reacciones de sectores conservadores en su país natal
Si algo avergüenza es sostener que hay que torturar a los otros en el infierno, decía
Viernes 26 de julio de 2013, p. 5
Buenos Aires, 25 de julio.
Las guerras, la intolerancia, los abusos del poder y la religión fueron los principales temas del artista argentino León Ferrari, quien falleció este jueves a los 92 años en Buenos Aires, y deja una prolífica y polémica obra que le valió incluso una disputa con el ahora papa Francisco.
Un bombardero estadunidense cuelga del techo. Sobre él una imagen de Cristo crucificado. La obra La civilización occidental y cristiana es una de las más polémicas de Ferrari.
El artista la realizó en 1965 para el Premio Di Tella, pero no fue aceptada porque, entre otros motivos, hería la sensibilidad religiosa del personal, o de parte del personal
.
La obra, que aludía a la guerra de Vietnam, pero recobró su significado a lo largo del tiempo, fue una de las expuestas en 2004 en una retrospectiva del artista realizada en el Centro Cultural Recoleta de Buenos Aires.
La exposición fue duramente criticada por sectores conservadores y religiosos y quedó en medio de una disputa judicial que hizo que estuviera cerrada al público por un tiempo.
La muestra reunió dibujos, cerámicas, fotos, grabados, tallas en madera y esculturas en alambre, pero los que más escandalizaron a sectores religiosos fueron algunos cristos, vírgenes o santos pasados por licuadoras, tostadoras o custodiados por diablos, alusiones que la Iglesia católica calificó de agresivas e incitadoras al odio religioso.
Una de las voces de rechazo fue la del actual papa Francisco, entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, quien la calificó de blasfemia
.
Desde hace algún tiempo se vienen dando en la ciudad algunas expresiones públicas de burla y ofensas a las personas de nuestro Señor Jesucristo y de la Santísima Virgen María; así como también a diversas manifestaciones contra los valores religiosos y morales que profesamos
, escribió Bergoglio en una carta difundida en los medios de comunicación.
Frente a esta blasfemia que avergüenza a nuestra ciudad, todos unidos hagamos un acto de reparación y petición de perdón el próximo 7 de diciembre
, convocó en el texto, dado a conocer unos días antes.
Pero Ferrari no se quedó callado y respondió: Si algo avergüenza a nuestra ciudad no es esta muestra, sino que se sostenga que hay que torturar a los otros en el infierno
.
Ferrari nació en la capital argentina en 1920 y realizó su primera exposición individual a comienzo de los años 50 en Italia. En 1955 volvió a su país y en esa época realizó tallas en madera y estructuras de alambres. En 1962 volvió a viajar a Italia y por esos años comenzó a trabajar en obras abstractas y otras de contenido político.
Tras el golpe militar de 1976, se instaló en Sao Paulo, Brasil, donde vivió hasta 1991. Allí se enteró de la desaparición de uno de sus hijos, Ariel, quien había decidido quedarse en Argentina.
En 1976 recopiló una serie de noticias sobre la represión de la dictadura militar que publicó con el título de Nosotros no sabíamos. En 1983 retomó los temas político-religiosos con collages e ilustraciones de la Biblia, en los que sumó la iconografía católica, la erótica oriental e imágenes contemporáneas.
Su padre Augusto también fue artista y reformó la iglesia de San Miguel, donde pintó 120 cuadros, además de construir templos en la provincia de Córdoba.
No sé si lo que hago tiene que ver con que mi padre haya construido iglesias
, manifestó alguna vez Ferrari.
En 2007 fue elegido mejor artista de la 52 Bienal Internacional de Arte de Venecia, donde participó, entre otros trabajos, con la polémica La civilización occidental y cristiana.
El poder está contaminado de religión y las relaciones del poder político con el religioso podrían sintetizarse mediante el siguiente enunciado: el poder de la Iglesia es el de un poder dentro de otro poder
, opinaba.