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Activismo cibernético
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Miembros de la agrupación Plataforma de Afectados por la Hipoteca se manifiestan mientras integrantes de la organización ocupaban un edificio de viviendas propiedad del Banco de Valencia, para asignarlas a familias, el viernes pasado en BarcelonaFoto Reuters
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Periódico La Jornada
Martes 16 de julio de 2013, p. 24

Los medios sociales son la mayor amenaza a la sociedad, dijo el 2 de junio el primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan. Esos miedos les encantan a los disidentes. En Brasil los manifestantes llevaban pancartas con lemas como Venimos de Facebook.

Los entusiastas llamaron revolucionarios de Twitter a los manifestantes en Egipto, Irán, Moldavia y Túnez. Era prematuro: mucho del apoyo a las revueltas en esos países provenía del extranjero. Pero Turquía y Brasil, donde los medios digitales son muy populares, sí muestran que la tecnología puede convocar, manejar y amplificar las protestas.

Los medios propagan con rapidez fotos y videos; los manifestantes llegan antes que la policía y los gobiernos ya no pueden confiar tanto en la fuerza para acallar protestas. La difusión de abusos policiacos impulsa a las personas a involucrarse; también sirve de contrapeso a medios oficiales o complacientes con los gobiernos: cuando una televisora turca presentó un documental sobre pingüinos en vez de las protestas callejeras, los usuarios usaron Photoshop para transformar las aves en policías que lanzaban chorros de agua a los jóvenes, y circularon las imágenes.

Por otro lado, la tecnología también sirve a los poderosos. La policía puede vigilar con facilidad las instrucciones dadas a través de las redes. Los videos de aficionado permiten identificar a los asistentes. Witness, ONG estadunidense que apoya a reporteros ciudadanos, aconseja filmar a los manifestantes por la espalda; en julio del año pasado, YouTube presentó una herramienta para distorsionar las facciones.

Sin embargo, la mayoría de los manifestantes no son tan precavidos, y los policías también se adiestran en captura de información. Desde 2011 los de Brasil usan cámaras de detección facial montadas en el casco, que según las autoridades capturan hasta 400 rostros por segundo. También se pueden montar en drones baratos. Asimismo es posible reconocer manifestantes sin necesidad de verlos: algunos oficiales en EU portan dispositivos capaces de grabar el código de identificación de todos los teléfonos móviles dentro de cierta zona, y después solicitan o embargan los datos a las compañías operadoras.

Lo que más se busca es tecnología que ayude a prevenir protestas. Desde hace tiempo los marcadores digitales han analizado mensajes en redes para medir opiniones sobre productos y marcas. Se dice que los servicios de seguridad brasileños aumentan la vigilancia de las redes para alertar a la policía sobre probables disturbios e identificar a los líderes. Tales instrumentos están en fase experimental. La tecnología aún da la ventaja a los manifestantes, pero no está claro qué pueden lograr con ella.

Economist Intelligence Unit

Traducción: Jorge Anaya

En asociación con infoestratégica