En México el trabajo informal mantiene un crecimiento explosivo, debido a que en los recientes 30 años la economía ha crecido apenas 2 por ciento anual en promedio, y ha generado poco empleo formal. A la par de ello, las percepciones de los mexicanos ya se ubican dentro de los más bajos del mundo, ya están a niveles cercanos de los salarios en China, que habían sido los menores del orbe.

El informe Violencia económica en contra de los trabajadores de México, de la Universidad Obrera, elaborado por la investigadora Laura Juárez Sánchez señala lo anterior y puntualiza: El Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (Inegi) y la Organización Internacional del Trabajo refieren que  hace una década el salario promedio, medido en dólares, del sector manufacturero mexicano era 237 por ciento  más elevado que en China, pero esa diferencia prácticamente desapareció: en el último año fue de sólo 7.3 por ciento y la brecha continúa cerrándose.

Es a partir de la baja generación de empleos formales y la imposición del tope salarial a los mínimos que se presionó a la baja el resto de las remuneraciones de los trabajadores del país, así, mientras los sueldos de los chinos se multiplicaron por cuatro el salario de los mexicanos se  estancó.

El documento indica que en México, el empleo informal es uno de los rasgos estructurales del mercado laboral, además de que mayoritariamente se ha generado trabajo precario para abaratar los costos de producción.

Reforma laboral: dura ofensiva en contra de los trabajadores

En las pasadas tres décadas la población económicamente activa (PEA) creció en más de 35 millones de personas y sólo se generaron 11 millones 464 mil plazas, por lo que el desempleo acumulado ascendió a más de 23 millones de personas. Este monto representa desempleo estructural en el mercado laboral, por lo que es completamente entendible el crecimiento explosivo del empleo informal, plantea el informe de la Universidad Obrera, 

Precisa que con el cambio de metodología del Inegi, se reconoce que los empleos informales ascendieron a más de  29 millones hacia finales de 2012 y no a 15 millones como se había señalado antes.

La dura ofensiva registrada en contra de los trabajadores mexicanos ocasionó que en el país creciera el número de empleos informales y precarios, sin derechos laborales y con ingresos insuficientes, detalla el informe y añade que según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), del Inegi, de una población ocupada de 48.2 millones, al menos 30.5 millones no tienen acceso a la seguridad social ni a otras prestaciones;  13.4 millones de trabajadores laboran sin las prestaciones de ley y 15.8 millones no tienen contrato escrito.

Además, la reforma laboral vino  a legalizar y profundizar la sobrexplotación y presionó a la baja las condiciones de contratación, uso y despido de la mano de obra, además de flexibilizar el pago por hora, a destajo, a domicilio o por proyecto. Legalizó la subcontratación (outsourcing) y permite a las empresas evadir sus obligaciones patronales y prescindir de la mano de obra con facilidad.  Incluso afectó la estabilidad en el empleo, legalizó la polivalencia de la mano de obra, entre otras ventajas para los patrones.

El análisis detalla que en el país se establecieron políticas de despojo del fondo de vida de la población, que dieron lugar a una sobrexplotación del trabajo, la privatización de los derechos sociales de la población y salarios de los trabajadores mexicanos, como los más bajos del mundo.

Así, en las recientes tres décadas los salarios contractuales cayeron 55.9 por ciento; mientras en el sector de manufacturas las remuneraciones descendieron 44.1 por ciento; en la industria de la construcción 33.4 y los salarios medios del Instituto Mexicano del Seguro Social cayeron 36.2 por ciento.

Es decir, el país basa su competitividad en productos de bajo valor agregado como la maquila y su competitividad en ofrecer mano de obra barata, concluye el estudio.