Fortaleza, 27 de junio.

En un gran partido que se mantuvo sin goles durante 120 minutos, España superó en tanda de penales 7-6 a Italia, para instalarse en la final de la Copa Confederaciones.

Después de seis aciertos por bando, llegó el turno para Bonucci, quien mandó el balón a las nubes y dejó puesta la mesa para que apareciera Navas y se apropiara del boleto que llevará a la furia roja este domingo al Maracaná para enfrentar a Brasil.

Como en las eurocopas de 2008 y de 2012, y el Mundial de 2010, España, que ganó los tres torneos, buscará el único título que le falta para completar cinco años plenos de triunfos.

El seleccionador italiano, Cesare Prandelli, decidió olvidar el 4-0 de la final de la Eurocopa de hace un año. Recurrió al sistema que le dio buenos resultados en el primer partido entre ambos, en el torneo continental, con tres defensas. Bonucci, Barzagli y Chiellini están acostumbrados a proteger el arco de Buffon y la espalda de Pirlo en la Juventus de Turín.

Prandelli pobló también el centro del campo para arropar a Pirlo y dificultar el futbol de España, que jugó de inicio con un delantero nato como Torres.

El partido se pareció poco al de la Eurocopa pasada. En los cinco días de descanso Italia tuvo tiempo de preparar física y tácticamente el partido y lo demostró.

La primera aproximación del partido fue de Pedro, pero fue un espejismo. España tocó sólo dos veces la puerta rival en los primeros 45 minutos, mientras la azzurra disparó nueve.

Los italianos (con un gafete negro en el brazo derecho por la muerte de Stefano Borgonovo), muy compactos, hicieron mucho daño en sus salidas. Pirlo y De Rossi encontraron el hueco para las llegadas desde los costados de Maggio y Giaccherini, y de Candreva, hábil entre líneas.

La azzurra jugaba rápido, al primer toque, sin dejar que la furia roja, más apática que su rival, armara su defensa.

Gilardino, de espaldas al arco, realizó el primer remate peligroso al minuto 15. Una fulgurante salida de Italia con pase largo de De Rossi obligó a intervenir a Casillas ante la llegada de Maggio.

España sufría, no encontraba la manera de romper la telaraña de los azzurri y sólo buscaba los cambios de ritmo de Iniesta. ¡Italia, Italia!, gritaba el estadio, que no sentía especial ilusión por ver un Brasil-España este domingo.

El sudor provocado por el fuerte calor se congeló en la nuca de los campeones del mundo. El seleccionador Vicente del Bosque se esforzó por explicar a sus futbolistas en el túnel de vestuario antes del segundo tiempo dónde estaba la salida del laberinto de Prandelli.

Los españoles lograron contener a Italia en el complemento, pero seguían sin encontrar el camino a Buffon. El partido perdió ritmo y la azzurra volvió a adueñaron de la pelota ante el rival que intentó apostar por el contragolpe.

En la recta final las decisiones tenían mucho que ver con el aspecto físico. Una subida de Piqué –a quien acompañaba Shakira en la tribuna presidencial– al minuto 85, estuvo a punto de evitar una prórroga que agradeció Italia, algo ahogada al final.

El tiempo extra comenzó con una nueva oportunidad de la Nazionale, pero el remate de Giaccherini se estrelló en el poste derecho de Iker Casillas.

Y en una de las tandas de penales más perfectas de los tiempos recientes, hubo que esperar hasta el decimotercero para que Bonucci fallara.

Siete españoles anotaron: Xavi, Iniesta, Piqué, Ramos, Mata, Busquets y Nava, por sólo seis italianos: Candreva, Aquilani, De Rossi, Giovinco, Pirlo y Montolivo.

Al final, Navas destacó las ganas que tiene la selección española de llevarse el título, y vamos por él. Este grupo transmite mucha tranquilidad, confianza.

Por su parte, el técnico Vicente del Bosque comentó: Fue un partido sensacional ante un rival que nos sorprendió. Ha sido un encuentro de los que dignifican este deporte. Agregó que los hizo ver mal en el campo y que los penales podrían haber sido para cualquiera.

Su colega, Prandelli resaltó el gran partido de su equipo: Hemos creado y sufrido, pero siempre hemos estado en el duelo. Los chicos estuvieron conmovedores. Ellos siguen adelante, pero nosotros seguimos creciendo.