Moscú, 12 de junio.

En este Día de Rusia que devino fiesta nacional, tras la proclamación de la soberanía de Rusia frente a la Unión Soviética, el 12 de junio de 1990, inventada por Boris Yeltsin para restar poder a Mijail Gorbachov, adversarios y seguidores del Kremlin no se quedaron a celebrar en casa.

Los adversarios de Putin llevaron a cabo una nueva acción de protesta, llamada marcha contra los verdugos, en la cual exigieron la libertad de los presos políticos, como llaman a sus compañeros sometidos a juicio por los disturbios del 6 de junio del año anterior, así como de Nadezhda Tolokonnikova y María Aliojina, del grupo Pussy Riot, y de Mijail Jodorkovsky y Platon Lebediev, ex directivos de la petrolera YUKOS.

Al frente de la manifestación estuvieron miembros del comité coordinador de la oposición (no tolerada, extraparlamentaria), encabezados por el abogado y bloguero Aleksei Navalny, que actualmente también es juzgado por un presunto robo de madera en la región de Kirov.

El diputado socialdemócrata Ilia Ponomariov hizo caso omiso de las advertencias de la policía y siguió llevando atributos y símbolos (insignia, banderita, etcétera) del Frente de Izquierda, cuyas actividades han sido suspendidas por orden de la procuraduría rusa.

Ponomariov podría ser sancionado en la Duma por defender al partido de extrema izquierda de Serguei Udaltsov, en arresto domiciliario como presunto organizador de los disturbios del año pasado.

Cerca de 30 mil personas salieron a la calle en Moscú y no hubo enfrentamientos con la policía, aunque sí se reportaron detenidos, cerca de 20 personas.

En el otro extremo del espectro político, los seguidores de Putin –sin votación, por unanimidad en medio de una ovación– eligieron al titular del Kremlin como líder del renovado Frente Popular de Rusia, durante el congreso constituyente de la organización llamada a sustituir, cuando más convenga, al desprestigiado partido oficialista Rusia Unida.

En la primavera del año anterior, Putin instó al Frente, que había participado abiertamente en los procesos electorales de 2001 y 2012, a reconvertirse en un movimiento nacional (de seguidores de Putin) por encima de cualquier partido político, para lo cual se reunieron en Moscú 480 incondicionales con derecho a voto y otros mil delegados con derecho a voz.

La organización seguirá siendo identificada como Frente Popular de Rusia, aunque su nombre oficial registró hoy un pequeño cambio: Frente Popular -Por Rusia.

Más allá de los recovecos semánticos, el Frente es la estructura que tomará el relevo de Rusia Unida, llamado por los opositores rusos, partido de ladrones y estafadores, ante un nuevo descalabro electoral que ya no se pueda remediar con el tradicional ajuste de resultados, según pronostican sus críticos.

El núcleo duro del Frente –nuevo refugio de políticos y diputados oficialistas– está formado por miembros del equipo de campaña de Putin para su tercer periodo presidencial, entre los cuales cabe destacar al cineasta Stanislav Govorujin, el cirujano Leonid Roshal, la primera cosmonauta de la historia Valentina Tereshkova, el escritor Yuri Poliakov y el director de orquesta Valeri Georguiyev, que comparten la responsabilidad de ser la cara amable de la organización.