Lunes 10 de junio de 2013, p. 24
Teherán, 9 de junio.
Ocho candidatos competirán el próximo viernes 14 de junio en las elecciones generales que pondrán fin a la era del presidente iraní, Mahmud Ajmadineyad, marcada por el enfrentamiento con Occidente sobre el programa nuclear y las sanciones económicas, temas que también han sido centrales en las campañas electorales de todos los contrincantes.
Tanto los conservadores como los candidatos reformistas ven en la política nuclear de Ajmadineyad la causa de las crisis política y económica en el país, sin embargo ninguno de ellos –todos leales al régimen de los ayatolás– propone cambiar la política nuclear.
La Constitución concede al líder religioso supremo, el ayatolá Ali Jamenei, la prerrogativa de tener la última palabra en todos los asuntos de importancia estratégica. Esto vale no sólo para la cuestión nuclear, sino para la política respecto a los conflictos en Medio Oriente y, en particular las relaciones hostiles de Irán con Israel y Estados Unidos.
El apoyo iraní al gobierno sirio, así como la cooperación con la milicia chiíta Hezbolá en Líbano y el movimiento radical Hamas en los territorios palestinos, también forman parte de la política de Estado.
En todo caso, tanto el conservador Ali Akbar Velayati como el reformista Hassan Ruhani ven en la política nuclear del presidente una retórica demagógica innecesaria y una peligrosa deriva aventurera.
Para estas elecciones, los candidatos han sido prudentes en sus campañas pues no quieren compartir el destino de Hossein Mussavi y Mehdi Karrubi, quienes se encuentran en arresto domiciliario desde 2011, por liderear las protestas de junio de 2009 contra la relección de Ajmadinejad, acusado de manipular los votos.
Como sea, los electores, unos 50 millones de iraníes, están más preocupados por la actual crisis económica, que por las elecciones, de acuerdo con los analistas.