Beirut, 8 de junio.

El ejército sirio, con apoyo de la organización político-militar libanesa Hezbolá, se apoderó hoy del pueblo de Buwayda y acabó así con la resistencia de las milicias opositoras en la región de Quseir, limítrofe con el territorio nororiental de Líbano, por donde durante semanas se introdujeron hombres para apoyar a la oposición.

La caída de la localidad se produjo tres días después de que tropas gubernamentales arrebataron a los insurrectos la pequeña ciudad de Quseir, ubicada en un punto estratégico para las comunicaciones terrestres entre Damasco, Homs y los puertos mediterráneos sirios de Tartús y Latakia.

La toma de Buwayda estuvo precedida por bombardeos continuos a manos de artilleros en tierra y naves de la fuerza aérea. Los soldados entraron en las primeras horas del día y capturaron decenas de combatientes de las fuerzas opositoras, varios extranjeros entre ellos, según confirmaron fuentes de los dos bandos.

Ahora podemos declarar que Quseir y la zona que le rodea está completamente liberada, dijo un oficial del ejército en declaraciones a una televisora estatal siria, mientras la emisora Al Arabiya, con sede en Emiratos Árabes Unidos, abrió su canal a Selim Idris, jefe de los alzados en la región, quien pidió a sus aliados occidentales (Estados Unidos y la Unión Europea) que les envíen armas avanzadas y municiones.

Después de la recuperación de Quseir, helicópteros sirios bombardearon por segunda vez en una semana territorio libanés próximo a la frontera con Siria, sin causar víctimas. El blanco de los ataques fue Aarsal, localidad de mayoría sunita, que abiertamente ha respaldado a los insurrectos sirios, quienes a su vez combaten un gobierno dominado por alawitas, escisión del chiísmo.

Una vez que Quseir ha quedado bajo control gubernamental, existe la posibilidad de que las fuerzas armadas se concentren en el asalto a Homs, epicentro de la revuelta en Siria, donde los enfrentamientos entre tropas gubernamentales e insurrectos han sido continuos desde agosto de 2011.

En la tercera ciudad más grande de Siria, después de Damasco y Alepo, un hombre hizo estallar el automóvil en que circulaba, cuando llegó al corazón de un barrio habitado por partidarios del gobierno, lo que provocó la muerte de siete personas.