Miércoles 5 de junio de 2013, p. 37
La campaña de la FAO contra la malnutrición confirma que en México hay una política desarticulada que busca atacar por un lado la desnutrición y por otro la obesidad, cuando el problema es que la nutrición inadecuada ha colocado a México como la nación con las peores condiciones en cuanto a sobrepeso, señaló Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor.
Recordó que cuando se puso en marcha la Cruzada Nacional contra el Hambre se planteó que debía ser contra la malnutrición, que comprende los dos problemas: hambre y obesidad. Es importante, agregó, la mención específica de México por la FAO. Sabemos que hay interés en lo que pasa aquí porque es el caso extremo en la región; es donde se presentan los problemas más extremos de obesidad y malnutrición
.
Destacó que hay recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud sobre no dar alimentos con azúcar añadida a niños menores de dos años y evitar aquellos con alto contenido de dulce, por lo que productos como las galletas de Quaker que se pretenden distribuir a las familias con desnutrición, en el contexto de la cruzada, sería ir en contra de las recomendaciones. Este tipo de productos, apuntó en entrevista, generan malos hábitos alimentarios y dependencia hacia ellos.
Agregó que la FAO plantea que el hambre se debe atacar con productos locales, por lo que en lugar de galletas se debe dar amaranto, que se ha dejado de producir en algunas localidades.
México tiene una política desarticulada; por un lado saca la cruzada y por otro anuncia una estrategia contra la obesidad, es un mismo problema: malnutrición. Esto se debe atacar con acciones que incluyan las tradiciones y la buena alimentación, con el aumento en el consumo de frutas y verduras, y granos integrales
. Hay recursos alimentarios que se han abandonado, y las familias los dejan porque se valoriza tomar refresco y comer papas fritas, en lugar de quelites, indicó.