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Posada y la Revolución Mexicana
J

aled Muyaes (1921-2007), chileno de nacimiento, llegó a México en 1939. Fue miembro de la primera generación de la Escuela de Antropología e Historia, en 1946. Estudioso apasionado de las raíces mexicanas, su historia, expresiones artísticas y etnográficas, editor de la revista Anthropos en los años 40, pintor, escultor, coleccionista y experto en la obra de José Guadalupe Posada. Publicó en 1960 el libro La Revolución Mexicana vista por José Guadalupe Posada, para conmemorar el cincuentenario de esa gesta, con el propósito de que sirviera como material didáctico para futuras generaciones.

El libro reúne 62 grabados que forman parte de la colección Muyaes-Ogazón (su afán por coleccionar no sólo lo condujo a Posada, también formó una de las colecciones más importantes de máscaras tradicionales usadas en las danzas y festividades de México, entre otras).

La Revolución Mexicana ha sido un tema de inspiración tanto plástica como literaria y musical desde sus inicios, durante su desarrollo y en los años posteriores.

Fue un movimiento que despertó una inquietud en la búsqueda de nuevas expresiones que, particularmente hablando de la creación gráfica, dejó un testimonio muy importante que ha estimulado en años recientes nuevas interpretaciones de estudiosos e investigadores. Vemos imágenes de la lucha revolucionaria o posrevolucionarias que muestran la vida de México en artistas plásticos como Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Leopoldo Méndez y Rufino Tamayo, entre otros. Muchos incursionaron en el uso de las técnicas del grabado y la litografía como medio de expresión gráfica identificándose con la riqueza de la imagen que Posada, Picheta, Manilla y otros grabadores de la época dejaron como legado.

Este 2013 celebramos los 100 años de la muerte de José Guadalupe Posada, nacido en Aguascalientes, en 1852.

Jaled, al dedicar varios años a coleccionar a Posada, lo hizo porque sabía de la maestría del artista. En esta serie de grabados hay una unidad manifiesta, con la cual se prueba que Posada fue un gran observador y crítico de las condiciones sociales de su época. El coleccionista sabía que el arte de Posada representaba la lucha de clases; la sorda rebelión de los oprimidos contra la élite dominante y la manifestación gráfica de los hechos políticos que desembocaron en la Revolución, de la cual Posada fue el exponente más notable.

Muyaes escribió en su texto introductorio del libro: Las revoluciones son la liberación de los deseos reprimidos latentes de libertad política, de igualdad social, de desahogo económico de todos los pueblos, que encuentra en ellos la energía necesaria para lograr sus aspiraciones. En su colección tenemos grabados desconocidos hasta hoy, que muestran la crueldad de los hacendados, dueños de tierras y vidas, señores de látigo y pistola. En Los petateros encontramos al campesino prisionero de los rurales, con el sombrero calado hasta los ojos. Posada, para resaltar más el drama, se vale de los niños, nos dice Jaled, cuyas caras anónimas representan a millares de pequeños del campo.

La sensibilidad del coleccionista al escoger los grabados de esta colección es suprema y esto lo demuestran grabados como Escasez de maíz, Las tres gracias y El acaparador que nos muestran cómo, si las condiciones en el campo eran tan drásticas, en la ciudad no lo eran menos.

La Revolución Mexicana vista por Posada es un testimonio gráfico, artístico e histórico de esa época, que él vivió y sintió a flor de piel, que nos da acceso a grabados desconocidos que forman parte de la colección Muyaes-Ogazón.

La segunda edición del libro se imprimió el 20 de mayo de 2009 para conmemorar cien años de la Revolución Mexicana en Solyz Impresores de México. En esta ocasión intervinieron su esposa Estela Ogazón y sus hijas Karima y Kena Muyaes. Consta de mil ejemplares impresos en cartulina Bristol de 240 gramos.