Massimiliano Gioni, curador de la exposición, en entrevista con La Jornada
rechaza lo que hoy va de moda
Nunca pido pasaporte a los participantes, no me interesa de dónde vienen, sino a dónde nos llevan, indica
La idea “es que entablen un diálogo con el mundo’’
Borges es como el dios padre de la exposición; quien sepa escuchar hallará referencias a la cultura latinoamericana, adelanta
Viernes 31 de mayo de 2013, p. 3
Venecia, 30 de mayo.
Massimiliano Gioni, curador de la edición 55 de la Bienal de Venecia, es uno de los críticos más estimados en el mundo del arte por la peculiar mezcla de erudición nunca pedante ni académica que equilibra con un espíritu de experimentación.
Fue co-curador de Manifesta 5 en San Sebastián, España (2004) y en la Bienal de Berlín (2006), así como en la curaduría de la bienal asiática más famosa, la de Gwangju, en Corea del Sur (2010), que recibió 500 mil visitantes.
Gioni es, además, director artístico de la Fundación Trussardi desde que fue creada hace más de un decenio, así como director asociado y de exposiciones del New Museum of Contemporary Art de Nueva York.
Ha escrito en revistas de arte como Artforum, Art Press, Frieze y Parkett, además de haber creado exposiciones como After Nature, así como las individuales de Pawel Althamer, Tacita Dean, Urs Fischer, Fischli e Weiss, Paul McCarthy, Pipilotti Rist, Anri Sala, Tino Sehgal y Paola Pivi.
Apuesta por artistas outsiders
Con motivo de la conferencia de prensa anterior a la inauguración del encuentro, cuya muestra se titula El Palacio Enciclopédico, que será este sábado 1º de junio, Gioni conversa con La Jornada.
–¿Cuál ha sido su objetivo en esta exposición?
–Cambiar la percepción del arte contemporáneo en cuanto a algo bello que admirar. He querido reintroducirlo a través de artistas diletantes, de outsiders, que propicien un diálogo con el mundo.
–Si ocurre un cambio en el concepto de exhibir, lo hay también en la manera de crear del artista, pero también en la percepción del público?
–Cuando se monta una exposición que ocupa más de 10 mil metros cuadrados, la cual quizá será vista por medio millón de personas, necesita ser una muestra distinta a la de un museo. Tiene que ser una ocasión de conocimiento y aprehensión, que me interesa llegue mediante los sentidos, con la mirada.
Cuando uno hace una bienal debe pensar que realiza lo que no podría en ninguna otra ocasión, si no, ¿para qué hacerla?
–¿Cuál es para usted el artista-tipo de nuestro tiempo?
–La muestra es una provocación, pues rechaza lo que hoy va de moda. Recordemos que abarca cien años. No quise proponer una síntesis definitiva, pero muchos artistas jóvenes, que he colocado al final del Arsenal, se interesan por la imagen en la era digital y lo que sucede con nuestros cuerpos a través de la imagen digital.
“La exposición en el pabellón central se abre con Jung, pero también con la pintura de Hilma af Klint, es decir, de los espiritistas y termina con una reflexión sobre el arte digital. Quisiera recordar que el primer médium no es la impresión ni la fotografía, sino nuestro cerebro. Es el primer lugar donde las imágenes se definen.
A principios del siglo XX, Hilma af Klint veía estas imágenes creyendo que venían del cielo. Sin embargo, hoy artistas jóvenes tratan de entender cuál es su lugar, de dónde vienen estas imágenes que colonizan su inconsciente y provienen de imágenes comerciales, volátiles
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–¿Hay algún artista que sea descubrimiento suyo?
–La exposición está llena de descubrimientos, comenzando por el libro rojo de Jung. Hay muchos artistas que son compañeros de generación.
Quería que fuera una muestra donde hubieran distintos descubrimientos, desde los artistas contemporáneos hasta los desconocidos. Es una exposición que juega con el canon de la historia del arte al incluir creadores normalmente excluidos
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Obra de Xul Solar
–¿América Latina tiene poca presencia?
–Hay artistas argentinos, como Xul Solar, quien ocupa todo un pabellón. Era el único hombre –decía Jorge Luis Borges– que se encontraba a gusto en todo el universo. Borges y Solar compartían una idea muy bella, de una especie de comunidad trasnacional. Yo a los artistas nunca les pido el pasaporte, no me interesa de dónde vienen, sino a donde nos llevan y, por tanto, no quise hacer una planeación del mundo, sino que los he buscado con base en el tenor de la exposición. Borges es como el dios padre de esta muestra. Quien sepa escuchar, creo que encontrará muchas referencias a la cultura latinoamericana.
–¿Qué relación guarda la muestra con la persona humana de la actualidad?
–Quiere definir la dificultad que el hombre tiene de encontrar su propio lugar en el universo. Lo intenta de manera constante, pero fracasa.