La vasta riqueza arqueológica e histórica de Sinaloa se describe en el libro Trópico de Cáncer, coordinado por Alfonso Grave Tirado, Víctor Joel Santos Ramírez y Gilberto López Castillo, investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), coeditado por esa instancia y el Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología.

Se trata de uno de los trabajos más completos publicados en los años recientes acerca de los estudios de esa región cultural. Incluye investigaciones en torno a la historia de los asentamientos humanos que poblaron las tierras desde el río Piaxtla hasta el río Cañas.

Grupos prehispánicos, vestigios prehistóricos, pero también temas de ganadería, desarrollo de las haciendas, procesos de poblamiento y festividades marítimas están presentes en las páginas del volumen.

En el capítulo Las Labradas y las culturas costeras del Trópico de Cáncer, los arqueólogos Joel Santos y Julio César Vicente López hablan acerca de las comunidades que poblaron las costas del municipio de San Ignacio, que entre sus actividades figuraba la extracción de moluscos para la alimentación.

Describen los cuatro sitios arqueológicos que hay en la zona, hoy bajo investigación: Las Labradas, La Puntilla, Lomas del Mar y La Flor del Océano.

Este último es considerado el primer sitio con ocupación arcaica que se localiza en el noroccidente de México, la antigüedad de sus asentamientos humanos antecede el inicio de la agricultura en diversas regiones de América.

Tierra del Padre Chametla, daños

Durante la presentación del libro Trópico de Cáncer, realizada hace unos días en la recién inaugurada unidad de atención a visitantes de la zona arqueológica de Las Labradas, la coordinadora académica de la Universidad Tecnológica de Escuinapa, Graciela Domínguez Nava, señaló: “Debemos asumir con iniciativa lo que nos reporta Joel Santos al escribir sobre daños causados por la actividad agrícola y otros pasos de personas en el sitio arqueológico Tierra del Padre Chametla. Debemos tener mayor participación ciudadana para contribuir en la preservación del patrimonio arqueológico.

También debemos contribuir a demandar a las autoridades en la materia que pongan mayor interés y presupuesto para investigación arqueológica. Y digo esto porque Joel Santos en dos o tres ocasiones señala la falta de trabajadores y la insuficiencia de recursos económicos.

Asimismo, Luis Alfonso Grave Tirado reporta en su texto Investigaciones arqueológicas en la cuenca baja del río Presidio, Sinaloa, la destrucción que se ha registrado en el lugar.

Debemos destacar que de estos estudios se infiere que la dinámica de urbanización, motivada en buena medida por el afán de lucro y ganancias, amenaza el patrimonio arqueológico de Sinaloa, concluye Domínguez Nava.