Frente a la Casa Blanca exigen a Obama cambiar su política hacia la empresa
Domingo 26 de mayo de 2013, p. 2
Ayer, en 436 ciudades de 52 países, entre ellos México, se llevó a cabo la jornada de protesta mundial en contra de Monsanto, y se estima que aglutinó a más de dos millones de personas que expresaron su repudio a dicha empresa que a escala global intenta comprar voluntades de gobiernos para permitir la siembra e introducción de sus semillas transgénicas.
La protesta en contra de la trasnacional se extendió por todo el continente americano, Europa, África, Australia y Asia. En todos los lugares la consigna general fue fuera Monsanto del planeta, fuera de nuestras vidas
, y el llamado que se hizo fue a no poner en las mesas la basura
genéticamente modificada de la compañía estadunidense.
Incluso en su país de origen hubo un sinnúmero de protestas. De acuerdo con expectativas del movimiento cívico March Against Monsanto, en al menos en 45 entidades estadunidenses se realizarían protestas en contra de la trasnacional.
En Washington cientos de manifestantes se reunieron frente a la Casa Blanca para exigir al gobierno de Barack Obama que cambie su política hacia Monsanto, debido a que en marzo del año pasado el presidente estadunidense firmó la denominada Ley de Protección de Monsanto, la cual, de acuerdo con información de algunos medios de comunicación, prohíbe a los tribunales federales la posibilidad de detener la venta o plantación de transgénicos, no importando las consecuencias para la salud que pudieran manifestarse en el futuro debido al consumo de estos productos
.
También hubo protestas en las ciudades de Anchorage, Alaska; Nueva York, Whichita, Kansas; Chicago, Illinois; Detroit, Michigan, y en el estado nativo de Obama, Hawai, entre otras.
Las manifestaciones en las que se aseguró que la humanidad es capaz de frenar al gigante de la biotecnología, también se realizaron en Egipto, donde ecologistas e integrantes de la sociedad se concentraron en las proximidades del Ministerio de Agricultura, en el metropolitano distrito de Dokki, para expresar su repudio a la empresa fundada en 1901 y con sede en Missouri. También en Sudáfrica cientos de personas marcharon contra la actividad de la trasnacional.
En Londres, Inglaterra, unas 300 personas marcharon contra Monsanto y exigieron que se etiqueten con advertencias los alimentos que utilizan ingredientes cultivados con semillas de la multinacional. Courtney Smith, organizador del acto en esa urbe, señaló que el problema radica en que Monsanto está gastando millones de dólares para hacer lobby en contra de etiquetar los productos que contienen organismos genéticamente modificados (OGM). En tanto, Gustavo Duch, editor de la revista Soberanía Alimentaria, dijo que las empresas biotecnológicas tienen sus días contados, aunque los gobiernos títeres
hagan todo lo posible para salvarlas y apoyarlas.
Mediante mensajes en Twitter, diversos usuarios de esa red social informaron que también en algunas ciudades de Japón la convocatoria en contra de la trasnacional rindió frutos.
En otras ciudades del Reino Unido como Bristol, Glasgow, Manchester, Douglas y Nottingham también hubo protestas.
En Brisbane, Australia, una de las organizadoras del acto, Sarah Saunders, resaltó la necesidad de proteger a los niños. Los efectos de los OGM a largo plazo son tema de debate y no quiero que mis hijos se conviertan en conejillos de indias
, enfatizó. También en Melbourne y Sidney las protestas fueron multitudinarias.
En diversos países de Europa hubo congregaciones en contra de Monsanto, entre ellos Alemania, Francia, España y en los Países Bajos donde miles salieron a las calles a censurar los abusos
de la corporación estadunidense, mientras en América Latina también arreciaron las protestas en Buenos Aires, donde decenas de personas se reunieron frente a las oficinas de Monsanto para expresar su rechazo. Allí, el corporativo invierte millones en nuevas instalaciones experimentales.
En Santiago de Chile la manifestación fue nutrida en contra de las semillas tóxicas
de la trasnacional y un escenario similar se vivió en Montevideo, Uruguay.