México es el país con los más altos índices de sobrepeso, obesidad y diabetes relacionados con el consumo de botanas y refrescos, por debajo de Estados Unidos, pues 16 millones de personas tienen prediabetes y, debido a la obesidad, 32 millones presentan factores de riesgo de enfermedades del corazón, alertaron especialista en nutrición.

Indudablemente, esto tiene que ver con los cambios alimenticios de las personas, en conjunto con la inactividad física. Las personas hacen menos ejercicio, se mueven menos, lo que impacta en la prevalencia de obesidad y enfermedades como diabetes e hipertensión, señaló Antonio González Chávez, ex presidente de la Federación Mexicana de Diabetes y jefe del servicio en medicina interna del Hospital General de México.

Para Grisel Olivares Moreno, del equipo de investigación en el laboratorio de gastroenterología del Instituto de Nutrición, algunas personas piensan que la gente gordita es más saludables, y es todo lo contrario. Se agitan mucho cuando caminan o suben escaleras; les cuesta realizar actividades físicas y en algunos casos padecen hipertensión.

Coincidieron en que entre los factores que influyen en la obesidad, aparte del tipo de alimentación, se presentan cuestiones económicas y laborales, y porque los hábitos de los mexicanos cada vez son más sedentarios. Se ha olvidado el aspecto saludable; ahora por falta de tiempo, recursos, trabajo o escasez de dinero, las personas recurren a lo sencillo y barato, y en este caso, desafortunadamente a los alimentos que contienen mucha de grasa y carbohidratos. En la actualidad, esa es la manera en que el mexicano se está alimentando, abundó González Chávez.

Un país cuya alimentación se basaba en el consumo de maíz, frijol, chile, jitomate, calabaza, ha pasado a alimentarse con productos enlatados, industrializados, con una tendencia girada hacia los alimentos instantáneos, con mayor contenido de carbohidratos y azúcares, entre ellos los refrescos”, comentó en entrevista Grisel Olivares.

Para contrarrestar el problema, advirtieron que desde las escuelas deben aplicarse planes de estudio enfocados a la alimentación y nutrición, como algo que los niños vivan de manera cotidiana.

Llegué a pesar 104 kilos

Jesús Meza, de 44 años, quien padecía sobrepeso, logró bajar más de 30 kilos luego de cambiar sus hábitos alimenticios. Dijo que no fue hasta que se sintió mal del corazón que decidió modificar su dieta. Llegué a pesar 104 kilos, dijo.

Precisó que aunque no cuenta con servicios médicos, se acercó a organizaciones no gubernamentales, donde le brindaron información para perder peso.