Speed Cars se vale de un contrato leonino, el cual no está registrado ante la Profeco, ya que no tiene articulado, está mal redactado y tiene faltas de ortografía, para defraudar a quienes supuestamente compra sus vehículos, señaló el abogado Miguel Ángel Aguilar Franco, quien defiende a una de las víctimas de esta empresa, contra la que inició un juicio civil.

El litigante dijo que se trata de un documento que no tiene validez, pues entre otras irregularidades dice basarse en el Código de Comercio, pero sin especificar en qué artículos, como todo contrato debe contener.

Aguilar Franco, quien también promueve la formación de un frente común contra este lote de autos y asegura que hasta el momento ha logrado contactar a 35 personas afectadas, junto con las cuales ha solicitado una audiencia con el titular de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, Fernando Ríos Garza, en cuya oficina se comprometieron a darles cita para la próxima semana.

Sobre el contrato que Speed Cars (antes Automax) hace firmar a quienes promete comprar su auto, señaló que está redactado de manera que en todo es beneficioso para la empresa y lesivo para la otra parte, pues, por ejemplo, no contiene un inventario de las condiciones en que recibe el vehículo, lo que ha aprovechado para rebajar el precio originalmente pactado, aduciendo que el carro tiene fallas mecánicas.

Asimismo, el documento, que tiene faltas de ortografía y mala redacción, establece que el objeto del presente instrumento es irrebocable. Por cuestión de de que el vehículo pueda ser vendido a un tercero. Aclarando que en el caso de que el vendedor requiera la devolución del vehículo y en el supuesto de que este no ha haya sido vendido, tendrá como pena convencional un 20% por rescisión del total del precio pactado por la presente operación, más la devolución integra de la cantidades que se le hubiesen dado a la fecha como pago del vehículo...

Aunado a eso, agregó que en el contrato que le dieron a su cliente, se establece que se realiza un primer pago y el resto se cubrirá en exhibiciones, sin precisar cuántas ni la temporalidad de las mimas, por lo que pueden pasar años para que paguen.

Lo que están haciendo, dijo el litigante, es jinetear el dinero y eso es fraude, porque pretenden vender un auto que no han pagando a su dueño original y se aprovechan de los vacíos legales para hacerlo ver como un asunto que sólo se puede dirimir por la vía civil.