a reforma migratoria que se discute en el Senado estadunidense tiene como propósito resolver el asunto de la migración indocumentada y de paso remediar problemas serios de seguridad nacional. La vieja política de tolerar una frontera porosa y la migración irregular, es y será un asunto del pasado. Para ello se han tomado dos medidas radicales: sellar la frontera sur y controlar el acceso al mercado de trabajo únicamente para los que tengan sus documentos en regla.
Estas medidas, además de complicadas, son costosas y difíciles de poner en práctica. Por eso precisamente no se animaban a llevarlas a cabo. Que esta sea la solución definitiva está por verse, pero la intención y los medios para cerrar la puerta están dados.
La primera medida ha sido la de bloquear y amurallar la frontera con México, lo que sin duda hará más apetecible a los migrantes y traficantes la frontera norte con Canadá, que no está vigilada y menos aún amurallada. Esta propuesta de reforma migratoria no toca el tema de la frontera con Canadá, como sí lo hizo la HB 4437, que proponía estudiar la factibilidad de construir un muro. Por el contrario, establece medidas que facilitan el turismo canadiense. El mensaje es claro, plena confianza con los socios canadienses del NAFTA y absoluta desconfianza con el socio del sur.
En segundo lugar, la experiencia indica que los terroristas llegan por avión como inofensivos estudiantes y son formados, capacitados y entrenados en Estados Unidos. Los que atacaron las Torres Gemelas estudiaron en una escuela de pilotos, entraron con visa y se quedaron más allá del tiempo permitido. Los jóvenes que pusieron bombas en el maratón de Boston, en abril pasado, eran estudiantes en universidades de elite, entraron por algún aeropuerto con visa y eran migrantes legales.
Al respecto, vale la pena mencionar que en 1999, en la víspera de la celebración del milenio, se capturó a un terrorista que pretendía pasar la frontera desde Canadá y llegar a Seattle con un coche bomba. De lo que se concluye que la frontera sur estará sellada, pero la frontera norte es un forado bastante grande y evidente.
En los tres casos que se conocen de atentados terroristas que justifican vincular la migración con el tema de la seguridad nacional, se trataron de migrantes legales que no ingresaron por México.
Sellar la frontera sur ciertamente va a dificultar aún más el ingreso subrepticio de migrantes, pero no va a ser una solución a los problemas de seguridad ligados al terrorismo en territorio estadunidense. Es difícil imaginar que un terrorista de Al Qaeda cruce por el desierto de Arizona. Es posible, ciertamente, probable… quién sabe. Al parecer es mucho más fácil llegar como turista o estudiante por un aeropuerto o por Canadá.
La otra medida prevista en la propuesta de reforma migratoria es cerrar el acceso al mercado de trabajo para migrantes irregulares. Se propone profundizar en un programa de identificación laboral, llamado E-Verify (Employment Eligibility Verification Form) que está controlado por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y el Departamento de Seguridad Social, que maneja el Social Security Number (SSN) que sirve para recabar impuestos y como identificación laboral.
Dado que en Estados Unidos no hay, ni puede haber, un documento nacional de identidad, se tratará de suplir el dilema por medio del E-Verify, que será obligatorio para todos los que quieran trabajar y deben pagar impuestos.
El problema del Social Security Number era que había cerca de 15 millones de números falsos o duplicados, por decir un número. Cada migrante irregular tenía su SSN que se los inventaba y compraba el cartón por treinta dólares. En efecto, es un cartón, sólo trae un nombre, número y firma. No sirve como identificación pero sirve de maravilla para recabar impuestos.
Especialmente para recoger los impuestos de los números falsos (SSN), que no devengan gastos de retiro o de seguridad social y que no reciben el tax return, la devolución que se reclama todos los años por el exceso en el cobro de impuestos o por otras deducciones. Son trillones de dólares los que están en esta cuenta especial. Imaginen lo que significan 12 millones de números falsos de los indocumentados que tributan cada año impuestos a la seguridad social y que se van a un fondo perdido para los migrantes, porque nunca van a reclamar el retiro, la pensión o el seguro.
La propuesta de ley propone que todos los migrantes que no son ciudadanos estén registrados en el sistema del E-Verify con sus datos biométricos. Incluso, alguna de las enmiendas que un senador piensa proponer es que tengan datos de ADN. Y todo aquel migrante que quiera trabajar debe tener su identificación y la foto debe ser idéntica a la que aparece en el sistema, al que tendrá acceso el empleador. Una vez contratado el sistema se bloquea y se guarda la información. Ya no habrá nombres ni números falsos. Si se cambia de trabajo se desbloquea el sistema y se vuelve a verificar.
Para los ciudadanos, se procederá a conectar la base de datos de pasaportes o de licencias de manejo con el E-Verify y la foto debe coincidir. Para aquellos que no tengan ni pasaporte, ni licencia se tomarán otras medidas de control que no sean la foto. Y todo el sistema será auditado de manera constante para corregir errores e impedir fraudes.
El proyecto del E-Verify se llevará a cabo en cinco años como máximo y todos los trabajadores, incluidos los de la agricultura, deberán estar en el sistema. De esta manera, no se podrá trabajar si no se está inscrito.
Con el cierre de la frontera y el control del mercado de trabajo se supone que se arregla la migración indocumentada. No así el tema de seguridad, que seguirá pendiente. Para tener el control total, se requiere controlar no sólo los ingresos sino también las salidas. Asunto mucho más complicado de solucionar.