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A la mitad del foro

Qué tanto es tantito

P

rimero ser y luego cómo ser, decían los antiguos. De crecer se trata, nos dicen los tecnócratas que llegaron para supeditar la política a la economía. Del desarrollo estable, desarrollo sustentable, afirman. Y nada. No crece nuestra economía sólida, estable como una masa inerte. O crece poco, como para que pregone logros el inconcebible señor Carstens. Como para que venga Paul Krugman y prediga que pudieran darse los milagros.

Y por un momento olvidamos el aumento implacable del costo de los alimentos; los salarios que aumentan microscópicamente; que no les alcanza para comer a tantos millones de mexicanos. y que la pauta trazada para la campaña contra el hambre topa con la obsesión del infantilismo democrático y la justificada desazón electoral en la transición que da vueltas a la noria. Hagamos un pacto para poner a salvo lo pactado. Dirían los memoriosos: es la inercia del duelo bicéfalo de gobierno y oposición. O del centralismo de la derecha a ultranza que luego denunció el de la Revolución en la era de las instituciones. Madero cabalga de nuevo; la izquierda ensaya nuevo discurso reivindicador.

Pero la magia anticipada por Paul Krugman resultó juego de birlibirloque en manos artríticas. El viernes pasado anunció la Secretaría de Hacienda que el gobierno federal ajustó a la baja la expectativa de crecimiento para este año, que ubicó en 3.1%, cuatro décimas menos que el esperado hasta ahora. Cuando la hegemonía alentaba la soberbia, un líder del PRI reaccionaría a una alianza de opositores: ¡Cero más cero da cero! Es triste, da grima que sea casi cero el obstáculo que pondrá a prueba las reformas estructurales que, nos han repetido sin cesar, resolverán la parálisis que nos aqueja y nos pondrán en trance de potencia media, con desarrollo económico y empleos formales y bien pagados.

El PIB creció 0.45 ciento de enero a marzo de este año. Luis Videgaray no pierde confianza en el pacto y lo pactado: ya hay iniciativa financiera y, tal como estaba programada, la reforma hacendaria se presentará ante el Congreso en tiempo y forma para cumplir con la norma y anticiparla al debate fiscal, tanto ley de ingresos como gasto público. A pesar del nano crecimiento; aunque Gustavo Madero y Jesús Zambrano vean al dinosaurio afamado y obtengan los candados de rigor, así como el compromiso verbal de Enrique Peña Nieto. Total, en el Senado hay un perredista que pide promesa por escrito y firmada. Nada dijo de ante notario, pero esa es ya costumbre de la casa. Pactan y avanzan, pero las presiones internas los mueven a volver a lo electoral. Al accionar de partidos que denuncian, a la politización que desdeñan quienes están ahí para hacer política.

No faltó cronista que atropelló los versos de Díaz Mirón. Dijo: Hay aves que cruzan el pantano y no se manchan/ Mí pantano es de esos. No su plumaje, su pantano. Con esas licencias literarias podríamos acudir a Swift para aclarar si combaten en el país de los enanos, o Ernesto Cordero no entendió ni lo del dinosaurio ni la genial frase autobiográfica del gran Augusto Monterroso: Desde pequeño era yo muy pequeño. Y era tan grande. Cordero no. Ni en caballo de hacienda ni en la curul senatorial, en uno y otro al servicio de Felipe Calderón Hinojosa. Y hagan las cuentas. Recuerden las patéticas cifras de crecimiento del PIB. Hay que ver la alucinante majestad con la que imagina presidir un Congreso Constituyente.

Los medios reproducen declaraciones de Gustavo Madero, en las que recuerda que tiene facultades para remover a Cordero de la coordinación de la bancada senatorial del PAN: como las tuvo para designarlo. Pero cuando lo hizo líder despachaba en Los Pinos Felipe Calderón y el Cordero sigue mansamente las órdenes de ese pastor. Extraña parodia de la Batracomiomaquia. Pero ambos combatientes tocan temas de importancia capital en la transición, aunque la mayor parte de ellos ha sido diseñada, presentada y debatida hasta la saciedad. Gustavo Madero envió a la Cámara de Diputados una iniciativa que concentraría la capacidad de organizar las elecciones en todo el país en un instituto nacional electoral.

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El secretario de Hacienda, Luis Videgaray, no pierde confianza en el pacto y lo pactadoFoto María Luisa Severiano

Así, dice la voz de Madero, se impediría el control caciquil de los gobernadores y el mal uso de recursos públicos, donativos, servicios alacenas y otras herramientas para comprar el voto. Una sola autoridad, un solo tribunal. ¿Y las autoridades del municipio libre que en estos días se reunieron con el presidente Enrique Peña Nieto en busca de algún resquicio para serlo, para recaudar impuestos y disponer de recursos para dotar de servicios a la población? Así estarán mejor sujetos a la voluntad de gobernadores que dependen de las participaciones del gobierno federal. Antes del terremoto reformista los gobernadores acudían con el sombrero en la mano ante el secretario de Hacienda. Ya no. pero la mayor parte están como Morelos: más del 90 por ciento de sus ingresos proviene de la federación.

En el Senado, Ernesto Cordero, Roberto Gil, Armando Ríos Peter y Manuel Camacho Solís abrieron las compuertas: reelección de diputados y senadores, segunda vuelta electoral y la creación de un jefe de la oficina de la Presidencia que haría las veces de jefe de gobierno, en régimen presidencial. Algo así como el régimen mixto de Francia, pero sin precisar que el poder presidencial en Francia es mucho mayor que en México. Manuel Camacho Solís siembra para Marcelo Ebrard. La de Andrés Manuel López Obrador es sombra que no pasa. Jesús Zambrano y Jesús Ortega consolidaron su posición en el PRD. Conjugan el verbo madrugar. Pero a la sombra del pacto, hay quienes no se acuestan.

Lo que pesa, lo que inquieta es que la economía no crece. El encuentro de Enrique Peña Nieto con Barack Obama puso el acento debido en la colaboración comercial, económica y, sorprendentemente, en la educación. No es prioridad el combate al crimen organizado. Cómo combatirlo aquí es asunto de México, dijo Obama. Pero la violencia no cesa y la descomposición social amenaza desbordar las frágiles estructuras del sistema de justicia. La impunidad hace estallar el descontento y los de abajo toman las armas. Nos guste o no, es lo que han hecho policías comunitarios y fuerzas de defensa popular. El gobierno del estado de Michoacán se reconoce incapaz de enfrentar las fuerzas desatadas. Ahí empezó la guerra de Calderón. Ahí ha decidido el gobierno de Peña Nieto intervenir directamente.

No hay arrestos masivos de presidentes municipales; no hay desaparición de poderes; hay gobernador interino por solicitud de licencia de Fausto Vallejo. En verdad, por motivos de salud. Jesús Reyna declaró que el gobierno no tiene la capacidad de enfrentar la violencia con sus propias fuerzas: Necesariamente se requiere la participación de la Federación para poder controlar hechos como estos. Y el secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, anunció el nombramiento del general brigadier D. E .M. Alberto Reyes Vaca como titular de la Secretaría de Seguridad Pública de Michoacán. Fuerzas de la policía estatal, policía federal y del Ejército a su mando. A prueba el uso legal de la violencia armada. Y el respeto a los derechos humanos.

Tendrán que recordar que sin ley no hay libertad. Pero no olvidar el desastre de arraigos, testigos protegidos, la absurda inserción de mandos militares en la Procuraduría General de la República. Las violaciones constantes de la norma constitucional no pueden ocultarse por una razón de Estado mal entendida. Las fallas graves no se diluyen con un cargo consular en la tierra de Berlusconi.