El periodista Francisco Huerta (1927-2005) fue un visionario, un hombre generoso que tuvo el gran acierto y la sensibilidad de afirmar que la libertad de expresión es de todos los ciudadanos, no sólo de los comunicadores, de los políticos en el poder o de los dueños de los medios, por ello luchó toda su vida, señala Martha Elena Ramírez, una de sus principales colaboradoras.

Con la finalidad de difundir la labor de Huerta ante los micrófonos de radio, la Universidad Obrera de México publicó el libro Mordaza a la opinión pública, el cual fue presentado la tarde del martes en esa casa de estudios. Toda la edición, que consta de mil ejemplares, será obsequiada a las personas que lo soliciten, como ocurrió durante esta actividad.

Participaron los periodistas Manú Dornbierer, René Avilés Fabila y Luis Javier Solana, así como el abogado Jesús González Schmal; el director de difusión de la universidad anfitriona, Guillermo Fabela; Julio Mena, César Alan Ruiz, jóvenes integrantes del movimiento #YoSoy132, quienes recordaron anécdotas de Huerta y detallaron la importancia del trabajo del llamado pionero en la apertura democrática de los medios de comunicación.

En 1976, don Paco (como lo llamaba con afecto su público) inició con su programa Opinión Pública. Para poder salir al aire, propuso una emisión dedicada a los consumidores, para que opinaran acerca de los productos en el mercado. En ese entonces, él era reportero de la revista Gente (propiedad entonces de la familia Azcárraga), cubría la Presidencia de la República.

El dueño de la emisora ABC tuvo temor, no quería que las personas se quejaran de los políticos. Huerta lo tranquilizó al indicarle que él sabía cómo se manejaban las cosas en presidencia porque esa era su fuente. Con esa promesa lo dejaron empezar, y desde el primer día los radioescuchas comenzaron a hablar de lo que le dolía al país, recuerda Martha Elena Ramírez.

Añade que la técnica del periodista fue “involucrar a las personas en los problemas que todos tenemos, los cuales finalmente reflejan cómo se está gobernando un país o qué le duele a la sociedad, pero también los involucró en el discurso gubernamental al preguntarles qué opinaban acerca de las declaraciones del Presidente.

“Cuando se abrió el micrófono al ciudadano se hizo patente que éste tenía muchas cosas que le dolían y que también sabía calificar a su sistema político y que era mal gobernado. En ese entonces éramos una sociedad ingenua, pensábamos que con el simple hecho de denunciar, las autoridades se iban a preocupar e iban a actuar. En estos años descubrimos que a la clase política no le interesa resolver, sino administrar los problemas. Los ciudadanos se comenzaron a dar cuenta de este engaño de la clase política en general.

En tres décadas hemos visto que los políticos que han llegado a hablar de democracia se fueron corrompiendo en el camino, de ser oposición muchos han sido gobernantes, tan voraces como cualquier político de regímenes anteriores.

Alerta de campesinos por el narco

Las 16 mil horas del programa Opinión Pública se encuentran bajo resguardo de la Universidad Nacional Autónoma de México, informa Ramírez: “Hace dos años, gracias a la intervención de Luis Javier Solana y con el apoyo de colegas de La Jornada, la máxima casa de estudios destinó recursos para digitalizar todos los programas, desde 1977 hasta 2004.

La emisión sufrió varias mordazas: la primera en 1982, la segunda en 1990 y una última en Radio Fórmula. Pero en el material que tenemos están, por ejemplo, las voces de los campesinos que vieron crecer el narcotráfico en el país. Ellos comenzaron a denunciar la siembra de amapola en sus parcelas y a denunciar si había acciones del gobierno para acabar con éstos. Nadie les hizo caso.

Ese material, donde además de la voz del ciudadano común, está el político enjuiciado por sus actos de gobierno, se puede consultar en la página electrónica: fonoteca digital.