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En las próximas semanas, expertos del INAH y de Francia harán un estudio con georradares

Buscan probar existencia de un túnel directo a cámara mortuoria de Pakal

De hallarse se replantearían otras hipótesis que dicen que el edificio fue terminado por el hijo del rey después de su muerte y con su sarcófago ya dentro

No se emplearán métodos destructivos, ni se realizarán excavaciones, señaló José Ortega, quien encabeza el equipo nacional

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Imagen de estudios realizados en 2010 en la zona arqueológica de PalenqueFoto José Ortega
 
Periódico La Jornada
Lunes 13 de mayo de 2013, p. 7

La tumba de Pakal, en la zona arqueológica de Palenque, aún guarda muchos secretos. Entre ellos, la posibilidad de que al pie de la escalinata norte del Templo de las Inscripciones, donde se ubica el sepulcro, se encuentre un túnel que conduciría directamente a la cámara mortuoria.

De confirmarse está hipótesis se replantearían algunas otras que señalan que el edificio, construido durante el reinado de K’inich Janaab’ Pakal o Pakal El Grande, fue finalizado por su hijo K’inich Kan B’alam II (Chan Bahlum o Chan Bahlum II), posterior a la muerte del gobernante y con el enorme sarcófago de piedra ya dentro.

Los nuevos datos serán aportados por un equipo de ingenieros, físicos y geólogos de México y Francia, que gracias a un proyecto de cooperación bilateral, apoyado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), realizarán durante las próximas semanas un amplio estudio con el apoyo de georradares.

Se trata de un proyecto que involucra tecnología de punta en favor de la preservación, estudio y difusión de la riqueza del patrimonio arqueológico, explica el doctor José Ortega, quien encabeza en el país al grupo de especialistas que participan en esta iniciativa.

Es un orgullo para el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) realizar este tipo de colaboraciones, porque aquí se tiene experiencia en el procesamiento de la información que obtendremos, se dará a los arqueólogos una nueva fuente de investigación, detalla Ortega, responsable del laboratorio de geofísica del INAH.

En entrevista con La Jornada añade que se trabajará con métodos no invasivos ni destructivos, en esta fase no se realizará ninguna excavación, además del georradar se usará tomografía de resistividad eléctrica, esos son los equipos que tenemos. Los franceses aportarán equipos que tienen una frecuencia de diferente valor y tamaño.

El especialista recuerda que este proyecto nació a partir de la invitación que le hicieron en 2009 para hacer estudios a la cripta de Pakal y valorar la pertinencia de cerrar el sarcófago de piedra, abierto en los años 50 por su descubridor, el arqueólogo Alberto Ruz Lhuillier.

La entrada a la tumba se encuentra a metro y medio debajo del nivel del suelo. En 2004 fue cerrada al público como una medida de conservación, ya que la entrada masiva provocaba el aumento de la temperatura y la humedad del espacio. En aquella década también empezó a considerarse la pertinencia de sustituir las placas metálicas que sostenían la lápida, debido al grado de corrosión que presentaban.

En 2008, el INAH definió no sólo el estado de preservación de la losa, sino de los bienes de la cripta en general: los relieves estucados, aplanados, el sarcófago y los escalones; se realizó un registro pormenorizado.

El Consejo de Arqueología resolvió que era necesario descender la lápida y sellar definitivamente el sarcófago, en virtud de los riesgos que corría la pieza y de que los restos de K’inich Janaab’ Pakal contenidos en el sepulcro han sido ampliamente estudiados y se cuenta con muestras de los mismos.

Así, a finales de 2010, alrededor de 15 especialistas del INAH y de la Universidad Nacional Autónoma de México trabajaron durante más de 40 horas, en condiciones de alta temperatura y excesiva humedad, para hacer descender la losa milenaria y cerrar la brecha de 90 centímetros que la separaba del ataúd.

Uno de los aspectos destacados de estas labores de conservación del espacio funerario, fue la elaboración de un nuevo registro de la lápida de Pakal mediante el radar de penetración. Esto permitió conocer si la losa presentaba fracturas, fisuras u otras anomalías que significaran un riesgo durante las maniobras de retiro de las placas metálicas que la soportaban.

El escaneo por ondas electromagnéticas fue dirigido por el doctor Ortega Ramírez, quien concluyó que la lápida, hecha en un solo bloque de roca sedimentaria, una calcarenita, cuyo espesor varía de los 24.5 centímetros a los 29 centímetros, no presentaba fracturas, pero que en su esquina noreste tiene una mayor concentración de humedad.

Además, al hacer estudios preliminares en el subsuelo de la cripta se determinó que no hay roca compacta, “es muy probable que exista una cavidad o que el suelo esté poroso, por eso hay que hacer más estudios. Tenemos la duda también de que la pared norte esté hueca, eso significaría que se trata de una sola cavidad. La historia siempre ha dicho que el rey Pakal primero mandó a hacer su sarcófago y luego construyó sobre éste el templo, porque físicamente no habría sido posible transportarlo ni pasarlo por el pasaje hasta la cámara funeraria.

“Con estos datos podría empezar a plantearse la hipótesis de que hubo un conducto directo del exterior a la tumba, con el templo ya edificado. Cuando detectamos esa anomalía que está en la parte norte del templo, abajo de las escalinatas, nos sorprendió. Pensamos que se trata de un cuerpo húmedo, pudiera ser la arcilla con roca, similar a la que sacaron cuando se halló la tumba de Pakal.

Esos datos nos entusiasmaron, por eso presentamos el proyecto, primero en 2010, pero por cuestiones administrativas sólo pudimos trabajar tres días. Ahora intentaremos afinar la información, como ya tenemos un poco avanzado, nos llevará máximo dos semanas. Lo ideal sería que los datos después fueran interpretados por el arqueólogo Arnoldo González Cruz, quien tiene más experiencia en Palenque, concluye.

Trabajarán con el doctor Ortega, sus colegas Maksim Bano y Pascal Sailhac, de la Universidad Louis Pasteur, el Instituto de Física del Globo y la Escuela y Observatorio de Ciencias de la Tierra, de Francia.