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Ola de indignación por aludir al Holocausto

Cancelan en Dusseldorf un Tanhäusser nazi
 
Periódico La Jornada
Viernes 10 de mayo de 2013, p. 9

Dusseldorf, 9 de mayo.

El director de la Ópera del Rin de Düsseldorf, Christoph Meyer, finalmente cortó por lo sano: canceló la puesta en escena de Tannhäuser, de Richard Wagner, donde el héroe aparece como un criminal nazi en el contexto del Holocausto.

Tras la ola de indignación que generó en muchos espectadores, a partir de hoy Tannhäuser se presentará en Düsseldorf únicamente como concierto: sólo habrá música y canto, pero no dramaturgia. La decisión, que en el mundo lírico ha causado revuelo, no tiene precedente en la Ópera del Rin de Düsseldorf, donde en los años recientes no hubo escándalos ni producciones provocadoras.

Tampoco es frecuente que se levante una ópera en los muchos escenarios líricos de Alemania. Entre los pocos antecedentes está una reposición de Idomeneo, de Mozart, que en 2006 la Deutsche Oper de Berlín levantó por temor a que generara manifestaciones antislamitas. En el momento del estreno, en 2003, hubo reacciones negativas del público.

La Staatsoper de Düsseldorf no había previsto reacciones tan violentas de los espectadores. Pero las escenas del Holocausto al comienzo de las cuatro horas y media que dura la ópera resultaron excesivas. Mientras se escuchaba la famosa obertura, en escena se hacía referencia a las cámaras de gas del nazismo: figurantes desnudos caían al suelo en cubos de cristal que lentamente se llenaban de niebla.

A continuación, los integrantes de una familia eran desnudados, rapados, y matones nazis acababan con ellos a tiros junto con Tannhäuser, que aparecía munido de una esvástica. En la Montaña de Venus, que según Wagner es un lugar hedonista del amor, Kosminski ubicó un sitio de crímenes nazis. Bastaron 30 minutos de función para que los abucheos llenaran la sala del teatro y muchos espectadores lo abandonaran.

Aunque públicamente se había pedido cancelar Tannhäuser, nadie imaginaba que llegara a ocurrir, en parte porque Meyer en un primer momento defendió la puesta en escena. Sin embargo, al mismo tiempo intentaba que Kosminski modificara las escenas polémicas. Kosminski se negó, aduciendo razones artísticas, y legalmente la dirección de la ópera no está facultada para intervenir la puesta.