Una competencia justa
l deporte es un indicador más de la situación social. En contadas ocasiones el deporte ha podido trascender a la sociedad. Tommie Smith en la premiación de los Juegos Olímpicos del 68 levantaba el puño enguantado en negro exigiendo una igualdad que su sociedad lejos estaba de brindarle a la gente de raza negra.
Desde hace muchos años, en la administración deportiva existe el concepto del pensamiento de liga
, que destaca a los intereses de conjunto por encima de los particulares. La liga, pues, es más importante que los equipos y todos los equipos tienen la responsabilidad de mantener el sistema que les garantiza la existencia; sin liga no hay equipos. Este tipo de concepto lleva a ciertas prácticas. Por ejemplo, cuando un equipo contrata a un jugador muy caro, debe pagar impuestos a la liga, todos los equipos tienen un presupuesto similar para la compra de jugadores y existen topes salariales. Este sistema ha demostrado ser funcional hasta en las ligas más económicamente exitosas. Un ejemplo de ello es la Liga de Futbol Americano Profesional NFL, donde los Raiders de Oakland y los Vaqueros de Dallas son los equipos que más generan dinero por la licencia y comercialización de sus productos, pero estos ingresos no llegan a sus arcas, sino que van a las de la liga, que a su vez los distribuye entre los 32 participantes.
Deporte: indicador social
Con lo anterior, se intenta garantizar que no sea el equipo que más dinero tiene el único con opciones de ganar. Así se genera una liga más atractiva, con un mejor nivel competitivo en todos los partidos. Las posibilidades de inversión de los ingresos colectivos son múltiples y valiosos: se podría invertir en la formación integral de los deportistas jóvenes o un fondo para el impulso del deporte nacional.
El deporte es un indicador más de la situación social, y en México el sistema está organizado para que sean los intereses particulares los que resultan beneficiados. El uno por ciento de la población absorbe 40 por ciento del ingreso de todos los mexicanos. Tal vez es demasiado ilusorio pensar que los dueños de los equipos mexicanos puedan trascender a la sociedad promoviendo el principio de ganancia solidaria. Suena difícil, cuando en México tiene que temblar para que seamos solidarios.