A los 94 años fallece por complicaciones de una neumonía
Fue autor del Museo de Antropología y el Estadio Azteca, entre otros
Miércoles 17 de abril de 2013, p. 7
El arquitecto Pedro Ramírez Vázquez falleció ayer, justo el día de su cumpleaños 94. Sus familiares informaron que el deceso ocurrió alrededor de las 16:30 horas, debido a complicaciones por la neumonía que lo afectaba.
Reconocido por una obra en la que plasmó una conciencia profunda de la función social y humana de la arquitectura, deja a México un vasto legado de recintos emblemáticos, como el Museo Nacional de Antropología, el Palacio Legislativo de San Lázaro, la ex sede de la Secretaría de Relaciones Exteriores (hoy Centro Cultural Tlatelolco), la Basílica de Guadalupe y el Estadio Azteca.
Sus restos fueron velados en la funeraria Gayosso de Félix Cuevas y se espera que este miércoles reciba un homenaje de cuerpo presente en el Museo Nacional de Antropología, espacio al que con frecuencia acudía para sugerir mejoras.
Ramírez Vázquez nació en la ciudad de México el 16 de abril de 1919, estudió arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en la que posteriormente impartió cátedra. En 1968 fue presidente del Cómité Organizador de los Juegos Olímpicos, colaborando en el diseño de la imagen gráfica del encuentro deportivo.
En 1976, José López Portillo lo nombró secretario de Asentamientos Humanos y Obras Públicas. Al terminar el sexenio continuó con su labor como arquitecto. Fue fundador y primer rector de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Fue el principal artífice de la obra pública de gran formato que se detonó con el proyecto educativo de Jaime Torres Bodet.
Al llamado arquitecto de la modernidad
, también se le debe la edificación y fundación de la Unidad Artística y Cultural del Bosque, ubicada atrás del Auditorio Nacional.
La arquitectura debe tener una conciencia clara de las nuevas metas y recursos que nos plantea el futuro
, expresó en octubre de 2011 cuando le fue conferida la Medalla de Oro de Bellas Artes, en una ceremonia en la que recomendó a las recientes generaciones de arquitectos buscar identificarse con las condiciones y la función de la obra, no con el autor.
Nunca he pretendido hacer arquitectura de autor
, señaló en ese mensaje.
Hace dos años, el reconocido urbanista lamentó que el país no tuviera capacidad económica para la edificación de obras de gran magnitud y criticó que el interés de los gobiernos era únicamente por gastar recursos para reforzar a los partidos políticos, pero sin generar construcciones que ofrezcan más empleo
.
De su trabajo al lado de Torres Bodet recordó que fue una época en la que se generó un gran mercado de vivienda, como fueron las escuelas-casas rurales para los maestros y además se trabajó demasiado en obra social. Se realizaron campañas de alfabetización mediante las cuales se concretó el proyecto para la creación de escuelas en 30 mil puntos del país, algunas en lugares recónditos, en un lapso de tres años
.
En el prólogo del libro Pedro Ramírez Vázquez: un arquitecto mexicano (editado por Karl Krämer Verlag Stuttgart, 1979), Pierre Vago define al arquitecto no sólo como un artista “que sabe que para la belleza que crea debe, en primer lugar, saber el resultado de la satisfacción de las necesidades materiales, pero también espirituales; del respeto de un programa, de un presupuesto, del uso razonado de los medios y de las posibilidades técnicas, materiales, de estructuras y de la economía, en el sentido más noble de la palabra. Esta conciencia profunda de la función social y humana del arquitecto del siglo XX, lo ha llevado a orientarse menos hacia la búsqueda de lo que aún se llama ‘clientela privada’, como bancos, promotores que persiguen sobre todo el beneficio, el rendimiento, etcétera, pero orientándose sí, hacia el servicio de la colectividad bajo las formas más diversas: edificios culturales y educativos, urbanismo, arreglos de espacio, planificación, enseñanza.”
Ramírez Vázquez fue un arquitecto con mucha ambición y deseos de trabajar
, como se describía en las últimas entrevistas que concedió. Con respecto al Museo Nacional de Antropología, una de sus obras preferidas, explicaba que fue diseñado con la intención de circular por todos lados sin tropezar con alguna columna
.
Del Estadio Azteca decía que su objetivo al diseñarlo no sólo significaba ofrecer mayor capacidad en las gradas (60 mil personas, inicialmente), sino que las acciones del partido pudieran ser observadas desde cualquier perspectiva: Finalmente, el estadio se construyó para un aforo de 110 mil localidades y puse especial énfasis en realizar trazos en el diseño para que las personas no se taparan unas a otras en la gradería. Incluso que un tiro pudiera ser visto por todos. Por ello, el Azteca es el único en el mundo cuyo diseño obedece a tres isópticas
.
Templos, oficinas, museos, pabellones en diversos países, escuelas, universidades, mercados y hospitales, así como centros de asistencia y de convenciones se suman a la larga lista de sus obras.
Pedro Ramírez Vázquez obtuvo numerosos galardones y distinciones, además de ser asesor en diversos proyectos a escala internacional.
En abril de 2009, cuando fue sujeto de un homenaje por sus 90 años de edad, expresó: El tiempo no me detiene, hay que seguir adelante
.