Los clientes del comercio sexual o laboral producto de la trata de personas deben ser castigados penalmente, así como los casos en que ese tráfico ilícito nutre a las bandas del crimen organizado de sicarios o halcones.

Lo anterior fue expresado por participantes en la quinta Conferencia Regional para América Latina y El Caribe de la Unión Mundial de las Organizaciones Femeninas Católicas (UMOFC), realizado bajo el lema Transformemos en acción el silencio y la omisión frente a la trata y el abuso de los más vulnerables.

En el foro, organizado por la UMOFC y auspiciado por el Consejo Episcopal Latinoamericano, expertos señalaron la urgencia de acelerar los tiempos de la justicia para juzgar los casos de trata de personas.

En entrevista con La Jornada, Verónica Toller, integrante del proyecto de reciprocidad varón-mujer de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, indicó que sin cliente no hay trata; por tanto, no sólo se debe actuar contra los traficantes de personas, sino también contra su clientela. Se estima que este comercio ilícito tiene atrapadas a entre 12 y 30 millones de personas en el mundo.

La también periodista argentina, especializada en el tema, añadió que, por ejemplo, en Suecia se castiga al cliente, es decir, se penaliza al que paga, al que compra a otra persona, aunque sea por horas.

Añadió que su país ha sido precursor en la promulgación de normas antitrata, y citó la denominada ley Palacios de 1913.

Los participantes en el foro indicaron que la falta de justicia, o que ésta no sea pronta, sigue siendo un grave problema en todos los países.

Señalaron que la tardanza del proceso judicial equivale a una revictimización de la persona y un castigo, en vez de una liberación, ya que en todo ese tiempo continúa en riesgo.

Sugirieron que si para los tratantes el objetivo es obtener la mayor ganancia en el menor tiempo posible, la justicia debería acercarse a esta lógica de la trata y acelerar sus pasos, y lamentaron que ese delito sea un fenómeno creciente, invisibilizado y silenciado.

De acuerdo con datos citados por los participantes, los tratantes son hombres y mujeres de 18 a 60 años.

En Estados Unidos los migrantes latinoamericanos que son víctimas de explotación sufren en mayor medida la trata laboral.

Toller indicó que la trata es practicada por grandes empresas con prestigio en el mundo de la moda, que con el fin de abatir costos instalan talleres donde sobrexplotan a mujeres.

Los expertos criticaron que no haya estadísticas sobre el tema, y expusieron la dificultad de perseguir ese delito, que implica otros ilícitos, entre ellos la captación, el secuestro, el traslado y la venta de personas.

Censuraron también la corrupción existente en los ámbitos de la justicia y las fuerzas de seguridad, que tienen negocios con los tratantes.