Entre las escasas obras artísticas alusivas al terremoto ocurrido en la ciudad de México en 1985 figura la novela gráfica Septiembre: zona de desastre, con textos del escritor Fabrizio Mejía Madrid y dibujos de José Hernández, caricaturista de La Jornada, la cual fue presentada anoche en el Centro Cultural Elena Garro, en Coyoacán.

A partir de la experiencia que vivió Mejía Madrid, cuando éste tenía 16 años, cuando sucedió el sismo y como parte de una de las brigadas de rescatistas que se integraron de manera espontánea, dicha novela gráfica intenta reflejar lo que algunas personas y la sociedad en su conjunto vivieron el 19 y el 20 de septiembre de 1985.

Se trató de acontecimiento que marcó un antes y un después en la historia del Distrito Federal y provocó, entre otras cosas, el surgimiento de la llamada sociedad civil.

Días aciagos

La finalidad esencial de esa obra publicada por la editorial Sexto Piso consiste en que las nuevas generaciones tengan idea de la magnitud y el impacto de esa tragedia, pues no hay una conciencia profunda, en los jóvenes, de lo que fue el terremoto del 85, destaca Fabrizio Mejía Madrid, en charla con La Jornada.

Hasta el momento, señaló el narrador, no se ha hecho una gran novela o exposición que documente el sismo. Irónicamente, hay un libro y sobre el porqué no hay un libro sobre el terremoto, añade.

Para Mejía Madrid, la ausencia de obras artísticas sobre ese tema, no es porque sea un acontecimiento traumático muy cercano, como propone Ignacio Padilla en su libro.

Prosigue: No estoy de acuerdo con esa tesis, si eso fuera no habría novelas sobre el movimiento estudiantil de 1968 o sobre la guerrilla.

Lo que ha ocurrido, dice, es que simplemente no le hemos puesto atención.

La novela gráfica Septiembre: zona de desastre, señala el cronista, quiere ofrecer a los adolescentes una visión sobre el terremoto, entretejiendo una historia personal con lo histórico del evento.

José Hernández, quien por primera vez incursiona en la novela gráfica, ilustró el libro que ayer fue presentado en el Centro Cultural Elena Garro. En la imagen, uno de sus dibujos

De manera cronológica, al tiempo que se cuenta parte de la vida familiar del protagonista, van apareciendo las escenas de lo que fueron aquellos dos primeros, trágicos y aciagos días.

El edificio donde las costureras trabajaban en talleres ilegales, en San Antonio Abad, quienes conformarían con posterioridad el sindicato 19 de Septiembre; los trabajos y la solidaridad del tenor español Plácido Domingo, en los edificios multifamiliares de Tlatelolco, una de las zonas más afectadas; la labor de uno de los primeros topos, a quien apodaban La Pulga; la muerte del músico Rockdrigo González.

Los comentarios del cronista y ensayista Carlos Monsiváis: Hay una insurrección de la sociedad civil que ha tomado en sus manos las tareas de rescate, tránsito, policía y decisión; el derrumbe del hotel Regis; las dudosas cifras de muertos; la incapacidad del gobierno y del Ejército, y la angustia del temblor ocurrido un día después del terremoto, son algunas de las escenas que ilustra de manera realista, el caricaturista José Hernández, quien por primera vez incursiona, con este trabajo, en la novela gráfica.

No quisimos, dice, exponer lo más horroroso del acontecimiento. No se trataba de eso.

De hecho, la historieta tiene uno o dos tintes de humor negro, que como sabemos, es una manera de los mexicanos de sobrellevar la tragedia, aclara José Hernández.

Sobre todo, la intención fue hablar de la solidaridad y organización de las personas... de la sustitución del poder por parte de la ciudadanía, subraya el caricaturista, quien realizó una investigación sobre las imágenes que se generaron en aquel entonces y adaptó el texto de Fabrizio Mejía Madrid, para dar a las viñetas un formato más cinematográfico.