Dan a conocer relación de la Iglesia católica con regímenes militares
propaganda comunistaacusaciones a Pinochet
Martes 9 de abril de 2013, p. 29
Roma, 8 de abril.
El Vaticano desestimó los crímenes de guerra perpetrados por el dictador chileno Augusto Pinochet tras el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, y calificó de propaganda comunista
los informes de las matanzas durante el régimen militar, según información divulgada por el sitio de Internet Wikileaks.
De acuerdo con los cables, retomados parcialmente por el semanario L’Esspreso y el diario La Repubblica de Italia, el Vaticano había declarado su comprensión y tolerancia tras la asonada militar. Como es natural, desafortunadamente, tras un golpe de Estado hay que admitir que ha habido derramamiento de sangre en las operaciones de limpieza en Chile
, afirmó entonces Giovanni Benelli, encargado de la Secretaría de Estado.
En uno de los informes enviados a Washington por la embajada de Estados Unidos ante la sede de la Iglesia católica, Benelli expresó el 18 de octubre de 1973, poco más de un mes después del derrocamiento del gobierno socialista de Salvador Allende, su profunda preocupación, al igual que la del Papa (Paulo VI), sobre una campaña internacional izquierdista que tergiversa, y con éxito, la realidad de la situación chilena
.
El prelado, sustituto de Giovanni Cicognani, secretario de Estado del Vaticano, quien era muy anciano para cumplir con sus funciones, calificó de exageraciones de la prensa las noticias sobre la represión de la dictadura pinochetista.
Benelli, quien según fuentes diplomáticas recibió a Richard Nixon cuando visitó el Vaticano en 1969, etiquetó las denuncias de prensa contra la represión desatada por el régimen militar como el mayor éxito de la propaganda comunista
.
Asimismo, sostuvo en el documento dirigido al entonces secretario de Estado, Henry Kissinger, que tanto el episcopado chileno como la nunciatura apostólica le aseguraron que las historias de represión brutal descritas por la prensa mundial eran infundadas
.
Otro cable menciona que el cardenal chileno Raúl Silva defendió al régimen y minimizó los excesos de la represión. No obstante, poco después tomó distancia de los militares.
En noviembre de 1974, Silva fue recibido por Paulo VI, a quien dio una visión bastante pesimista
de la situación en Chile y advirtió que Pinochet solía acusar a otros miembros de la junta militar de la violencia y la represión, pero el Vaticano cree que se trató de un estratagema para librarse de la culpa.
En los años sucesivos, el Vaticano comprendió la gravedad de los abusos cometidos por el régimen de Pinochet, pero se negó a criticar directamente al dictador, e incluso el ex secretario de Estado Angelo Sodano lo defendió en 1998, cuando fue detenido en Londres.
Otros documentos publicados denuncian la relación del Vaticano con otras dictaduras de Sudamérica. Se confirmó así la cercanía entre el nuncio apostólico en Argentina, Pio Laghi, y el almirante Emilio Massera, quien formó parte de la junta militar que en 1976 depuso a la presidenta María Estela Martínez de Perón.
En un cable de noviembre de 1975, cuatro meses antes del golpe de Estado, la embajada estadunidense en Buenos Aires informó al Departamento de Estado que, según Laghi, la presidenta se debía ir lo antes posible, incluso con una asonada militar.
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