La esencia actual del rock en español (II)
The Stone Roses
oy, segunda parte de este listado fonográfico, con lo más destacado del rock en español y géneros afines (pop, electrónica, fusión), en el último año, a decir de este espacio.
11. Gabriel Flamand. El sentir de los elementos. Jazz, electrónica, progresivo, danzón, se unen en esta pieza de pop experimental contemporáneo de gran gusto instrumental, con el mismo Flamand (México) a la cabeza.
12. Liber Terán. Errante. Menos western y más folk-turco-gitano, con timbre vocal depurado y atinada producción del tacubo Quique Rangel, el ex Los de Abajo ofrece asertivo y bello disco de gran ritmo y corazón desbordado. Sobresale Sal y Ven, con Julieta Venegas.
13. Las amigas de nadie. Sincronía; Violeta Vil, Lápidas y cocoteros. Empate femenino. Las primeras (puras chicas), de Perú, ofrecen atmósferas de algodón y dolor que flotan de belleza entre guitarras deslavadas y teclados transparentes. La segunda, de Venezuela, hace un pop deliberadamente decolorado y electro-mínimo, hipnótico, de brusca producción lo-fi.
14. Él mató a un policía motorizado. La Dinastía Scorpio. De Argentina, esta banda hace del ruido enfermo una caricia a punta de shoegaze que estalla en decibeles sin ser maloso sino melódico, enamorado, triste y despreocupado.
15. Centavrvs. Pacífico (EP). Corridos revolucionarios fantasmales con toques de electrónica sutil; guitarras claras en torno a fogatas digitales, mucho eco y ritmos caribeños. Con el mexicano Demián Galvez (Los Dorados) al frente y sampleos de Juan Rulfo leyendo pasajes de Pedro Páramo, gran debut.
16. IMS. Político. Siguiendo su línea de sampleos de música popular, ahora con más timbres análogos, Camilo Lara supera sus producciones previas con alusiones directas al narco y la corrupción en México, con humor crítico y negro, y gran incite al baile.
17. Café Tacvba. El objeto antes llamado disco. A los tacubos les gustan los retos y aquí su sonido electro-atmosférico, con toques de música tradicional mexicana y andina, entre reflexiones íntimas, rompen con lo antes hecho. No es su mejor álbum, pero su gran oficio y honestidad siguen incólumes.
18. Daniel Maloso. In & Out. Sabrosísima para el baile introspectivo, la electrónica de este mexicano que se codea con productores como Rebolledo (México) y Matías Aguayo (Chile-Alemania). House actual con toques de italo, sintes mil y sutiles coros. Buen cyber-viaje.
19. Tony Gallardo II, Líder Juvenil; Ñaka Ñaka, Telenovela Fantasmux I, II y III; Selma Oxor, User 69. Empate entre esta triada de electro-kitsch mexicano. Gallardo: house-tech lúdico, primitivo, absurdo; tribal huarachero y mucha risa. Ñaka Ñaka es Jerónimo Jiménez: pesadillas ambient que recrean con humor y horror inquietantes scores de telenovelas, diluidos al extremo y llevados a otro plano. Selma Oxor: atascado synth punk juguetón, el de la regia Leticia Beeton; recuerda a María Daniela, pero más oscura.
20. Al cruzar la calle (disco homónimo). De Venezuela, delicadeza que apabulla; dulzura acústica y lírica apasionada la de Linda Sjöquist, singular cantautora de voz suave y quebrada. Sencillo pero hermosísimo plato.
Otros 20 álbumes relevantes de México, Argentina, España, Chile, así como los más sobrevaluados del género, en patipenaloza.
La Resurrección
The Stone Roses simboliza tanto heroísmo como tragedia en el cambio de estafeta generacional entre los años 80 y los 90, primero en Inglaterra y con el tiempo, de la música pop que ha marcado historia en las últimas dos décadas. Con sólo dos discos, uno epónimo de 1989 y The Second Coming (1994, con guitarras más fieras), dieron un giro a la inercia superficial de MTV, al fusionar de forma inédita hasta entonces, letras críticas e inteligentes, esperanzadoras, con guitarras sicodélicas, melodías del pop estridente de los años 60 y ritmos funkies que empataban con la cultura rave de su natal Manchester. Herederos del sendero dejado por The Smiths, encabezaron el movimiento de neo-sicodelia Madchester, se volvieron gran promesa, arrastraron multitudes, abrieron brecha para que con sonido similar, brillaran los Happy Mondays, Primal Scream, The Charlatans, Kula Shaker, Blur y Oasis, pero la disquera Silvertone los congeló entre el primer disco y el segundo. A ello se sumaron desidias e infortunios: el guitarrista se rompió la clavícula, lo que les llevó a no completar su primera gira por Estados Unidos y cancelar su re-aparición estelar en Glastonbury tras cinco años de ausencia. La banda tronó en 1996. Hoy de culto, su reunión en 2012, con los miembros originales: Ian Brown, John Squire, Mani y Reni, hacen de su visita a México algo inusitado: el eslabón de lo que pudo ser, el engrane roto de la transición inglesa, con promesa de material nuevo (ojalá ahora sí). Actúan mañana 9 de abril en Pepsi Center (Dakota s/n, Nápoles, tras el WTC), 20 horas, $660 a $1142.
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