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Ver día anteriorDomingo 24 de marzo de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Un romance ilustrado
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Fotograma de la película basada en la novela Prinsesse af blodet, dirigida por el danés Nikolaj Arcel
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omo uno es un completo ignorante de la historia danesa, hubo que recurrir a la fuente más cercana –Wikipedia, ni modo– para comprobar que el argumento de La reina infiel, por descabellado que parezca, está bastante apegado a los hechos históricos.

En efecto, en la segunda mitad del siglo XVIII, Caroline (Alicia Vikander), hermana menor del rey Jorge III de Inglaterra, fue casada con Christian VII (Mikkel Boe Folsgaard), rey de Dinamarca y Noruega, por conveniencia política. Ella estaba descontenta con su esposo, porque resultó ser un desequilibrado, un niñote caprichoso y putañero, sin ninguna intención de satisfacerla. Todo cambió cuando entró en escena el doctor alemán Johann Friedrich Struensee (Madds Mikkelsen), hombre literalmente ilustrado (seguidor de Rousseau y Voltaire), quien se volvió el consejero más cercano de Christian. Y, cuando tuvo oportunidad de intercambiar textos de su avanzada ideología, también sedujo a Caroline, volviéndose su amante.

Ante el retraso social sufrido por Dinamarca, en contraste con otros países europeos, Struensee se volvió el catalizador por el cual el monarca dictó reformas democráticas en favor del pueblo. Sin embargo, los reaccionarios miembros del disuelto Consejo de Estado no tardaron en urdir una intriga contra el extranjero, ante la evidencia de su amasiato con la reina.

El realizador Nikolaj Arcel y su coguionista Rasmus Heisterberg han demostrado, como hicieron con la adaptación de Los hombres que no amaban las mujeres (Niels Arden Oplev, 2010) su aptitud para resumir décadas de historia en un trazo lineal de contados personajes. Así como simplificaron el complejo árbol genealógico de la familia Vanger, ahora convierten un capítulo clave de la historia danesa en un vistoso melodrama de época, donde las voluntades individuales deciden el destino de un pueblo.

La reina infiel no es otra cosa que una variante más política del triángulo amoroso de trágicas consecuencias, pero está contada en forma nítida, con corrección formal y sobriedad narrativa. Vaya, es un convencional producto de calidad, de esos títulos lucidores que cosechan premios a la hora de otorgarlos. Por otra parte, la película carece de aliento épico y, lo que es más grave, de una pasión convincente.

Vikander es una actriz demasiado anodina para representar el eje cuyos giros constituyen la esencia del drama. La probada eficacia de Mikkelsen domina la película. Sin embargo, su controlada gestualidad le ha granjeado una sugestiva ambivalencia –que ha aprovechado para interpretar víctimas o villanos–, pero en este caso le resta verosimilitud al romance. Por otro lado, ha sido un desperdicio dejar al monarca como personaje secundario. La imprevisible actuación de Boe Folsgaard vuelve patética la figura de Christian y su enorme dependencia hacia las dos figuras de autoridad que reconoce (a su esposa le dice madre). Eso prometía un potencial trágico que no es explorado por Arcel cuando el rey es despojado de su poder.

Pero son objeciones que no disminuyen el interés de la película. Comparada con el estreno hollywoodense promedio de balazos, persecuciones y explosiones, La reina infiel sobresale en la cartelera como corona real en medio del fango.

La reina infiel

(En kongelig affaere) D: Nikolaj Arcel/ G: Nikolaj Arcel, Rasmus Heisterberg, basado en la novela Prinsesse af blodet, de Bodil Steensen-Leth/ F. en C: Rasmus Videbaek/ M: Cyrille Aufort, Gabrielle Yared/ Ed: Kasper Leick, Mikkel E.G. Nielsen/ Con: Alicia Vikander, Madds Mikkelsen, Mikkel Boe Folsgaard, Trine Dyrholm, David Dencik/ P: Zentropa Entertainments, DR TV, Trollhättan Film AB, en coproducción con Sveriges Television, Sirena Film. Dinamarca, 2012.

Twitter: @walyder