Opinión
Ver día anteriorDomingo 24 de marzo de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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¿La Fiesta en Paz?

Hoy, importante corrida de inauguración en Texcoco

Las involuntarias lecciones de Valencia

Gracias, Bebo

C

on un cartel de verdadera importancia taurina, no de relumbrón con diestros que figuran y toritos de la ilusión, esta tarde arranca en la plaza Silverio Pérez el imaginativo serial de seis festejos, dentro de la Feria Internacional del Caballo Texcoco 2013, que con tanta empatía taurina –ponerse en los zapatos del aficionado– ha diseñado el empresario Marco Castilla.

Se anuncia un encierro de ocho toros de la afamada ganadería de Piedras Negras, tan rehuida por los famosos de hoy, y como es tradicional sin exceso de kilos, pero con el trapío y tipo de la casa, cárdenos de pelaje, cómodos de cabeza, aunque con sus astas desarrolladas como corresponde a su edad y a su crianza, en esa sólida tradición ganadera que antepone la bravura a las exigencias del mercado, como llaman los eufemistas a la obsesión por la comodidad de los que figuran.

Partirán plaza el español Víctor Puerto, madrileño de nacimiento, pero desde niño avecindado en Sevilla, con una destacada trayectoria en su país, un retiro temporal y un retorno con nuevos bríos; el mexiquense Fermín Spínola, quien ha tenido reiterados éxitos en plazas de los estados luego de su digna confirmación en la pasada Feria de San Isidro; Antonio García El Chihuahua, diestro completo y de un pundonor y unos deseos de agradar poco usuales, y el joven de Apizaco, Angelino de Arriaga, obligado a superarse cada tarde luego de su faena de indulto en la pasada temporada de la Plaza México. Procure asistir hoy y los próximos días santos, pues en Texcoco sobran el ambiente y los cajones de estacionamiento.

En Valencia, España, concluyó la famosa Feria de Fallas 2013 con varias lecciones involuntarias. El empresario francés Simón Casas volvió a echar mano de su imaginación al dividir los festejos, no sin cierta arbitrariedad, en tres ferias taurinas dentro del mismo serial, a las que bautizó como la de novilladas, con tres tardes; la de los encastes, con cuatro; la de las figuras, con otras tantas, y una matutina con caballitos. Es de destacar la actitud y aptitud de los toreros noveles ante novilladas muy serias, no así la afanosa disposición de toreros que enfrentaron hierros como Miura o Fuente Ymbro, empeñados en darles derechazos y naturales a reses que pedían a gritos otra tauromaquia menos convencional y más dominadora e imaginativa. Frente a un deslucido encierro de Alcurrucén, destacaron David Mora y sobre todo esa sólida promesa que es Jiménez Fortes.

Gran revuelo causó la inspirada faena de Morante de la Puebla a un noblote quinto de Juan Pedro Domecq, más pasador que artista, con el que el de la Puebla del Río toreó de salón con la misma naturalidad y lentitud que, guardando toda proporción de trapío, con el novillón de San Isidro que lidió en la Plaza México en la quinta corrida de la pasada temporada orejera. Pero todo aficionado pensante debe preguntarse si el arte sin bravura genuina sigue siendo arte o se reduce a estética de trámite, a emoción provocada sólo por el estilo del torero, no por la transmisión del toro.

Con justicia fue declarado triunfador de la feria el joven sevillano Daniel Luque al alzarse con tres orejas esa misma tarde, una de dominio y otra de filigrana con un emotivo sobrero de Jandilla, y reiterar que en él hay una figura en cierne. Por cierto, otra de las autorregulaciones de la empresa de la México en el pasado serial de espaldas a la afición, fue no repetir a Luque luego de su bello trasteo al alegre Luna brava, de La Estancia, al que en la cuarta corrida le tumbó las orejas.

Otras lecciones valencianas fueron: redescubrir la asentada torería de un interiorizado Finito de Córdoba, la apendicitis aguda por las monerías a cargo de El Cordobés y de El Fandi en esa segunda corrida; las bochornosas e impertinentes ruedas de tres peones intentando hacer doblar al toro, incluso cuando su matador les ordena retirarse, e ignorando que toda muerte debe ser privada, no acosada, y por último mas no al último, el maternalismo sin control del comentarista de televisión Manuel Molés, sobresaltado y pujando cada vez que un torero está en trance de ser cogido e interrumpiendo constantemente a los matadores en retiro Emilio Muñoz y Manuel Caballero. No, si en todas partes se cuecen habas.

Me entero de la partida física de ese cubano universal que fue Bebo Valdés, uno de los pianistas más talentosos y expresivos en la historia de la humanidad, y no puedo menos de sentir una extraña aflicción, más que por él, con una vida creadora y cabalmente lograda, por cuantos tenemos en la música grande un refugio y un respiradero en medio de tanto, tanto mal gusto. Gracias siempre, formidable y tierno Bebo.