El CAI otorga becas de estudio a los jóvenes aprendices
Sábado 23 de marzo de 2013, p. 7
Papantla, Ver, 22 de marzo.
Cuando tenía 15 años, Víctor García Castaño se enteró de que en el Centro de las Artes Indígenas, en Papantla, Veracruz, había una escuela donde se enseñaba la ceremonia ritual de los voladores. Impulsado por una curiosidad genética y oral, inculcada por sus padres y abuelos, el joven totonaca se inscribió, porque, además, le pareció inaudito que esa tradición, la cual sólo conocía de oídas, se enseñara en una escuela: Me inscribí porque quería vivir esta experiencia de convertirme en volador, porque antes sólo se transmitía de forma oral. Así que comencé mi educación para convertirme en volador en la Escuela de Niños Voladores
.
La primera vez que Víctor realizó un vuelo sintió una emoción muy grande. Una calma total, sentí una paz total cuando volé. Quizás desde abajo el vuelo se vea rápido, pero cuando te arrojas es una experiencia de tranquilidad, el tiempo pasa más despacio
.
El entrevistado compartió: La experiencia en la Escuela de Niños Voladores me gustó tanto que también quise aprender a tocar la flauta y el tambor, actividades básicas en la ceremonia ritual de los voladores; además, aprendí varias danzas totonacas. Ahora soy maestro de la Casa de Tradiciones; me toca la labor de enseñar a mis compañeros de la comunidad y de otros lugares; ha sido lo máximo para mí
.
Tajante, Víctor García dice: Estar en la Escuela de Niños Voladores cambió mi vida; me dí cuenta de lo importante que era mantener viva la tradición. Me dio muchas ventajas para analizar lo que me pasaba; me di cuenta de que muchos de mis compañeros en la secundaria se tiraron al vicio, emigraron a Estados Unidos o se casaron muy jóvenes, y yo me veía distinto a ellos, me sentía muy bien con lo que estaba haciendo. Reflexioné sobre lo que pensamos los totonacas, que la luz que traemos desde nuestro nacimiento resplandeció cuando inicié mi estancia en la Escuela de Niños Voladores; encontrarla encendió mi luz interna para empezar la labor que se me había encomendado en este mundo
.
Cumbre Tajín destina 30 por ciento de sus ingresos a becas para que jóvenes totonacas continúen sus estudios universitarios. Hasta el momento se han entregado alrededor de 600 becas en seis generaciones de alumnos graduados. Víctor García Castaño pertenece a la primera generación que recibió el apoyo. A la par de mi estancia en la Escuela de Niños Voladores, seguí estudiando la preparatoria y después en la universidad. Pude estudiar pedagogía, por una beca que me dio el Centro de las Artes Indígenas (CAI). Esta ayuda da la oportunidad a muchos jóvenes de estudiar en diferentes ramas. En la universidad siempre tuve en cuenta mi cultura; incluso mi tesis de licenciatura fue sobre una investigación de la Escuela de Voladores; con eso me titulé
.
García Castaño también comenta que pertenece a la primera de seis generaciones de alumnos beneficiadas con la beca: Los jóvenes totonacas que viven esta experiencia están más motivados por rescatar sus tradiciones. Lo que quiere decir que si las tradiciones y costumbres se practican y se enseñan de manera correcta, llevan a buenas cosas
.
El mundo valora nuestra cultura
Actualmente, el pedagogo Víctor García apoya en la subdirección educativa del Centro de Artes Indígenas, “donde elaboro material de apoyo para que otros maestros transmitan conocimientos a niños y jóvenes indígenas del Totonacapan. Es maravilloso todo lo que hacemos; mucha gente en el mundo valora nuestra cultura, porque ahora la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura dio el nombramiento al Centro de Artes Indígenas, lo cual es emocionante para las nuevas generaciones.
Ahora, este trabajo que mantuvieron vivo nuestros abuelos, nos toca continuarlo; significa un gran compromiso para seguir transmitiendo este arte, que además de todos los beneficios, nos hace ser buenas personas, un concepto muy importante para los totonacas.
En esta 14 edición de Cumbre Tajín se realizará el Encuentro de Voladores, donde participarán más de 16 grupos de voladores provenientes de varias regiones de Veracruz, así como las nuevas generaciones de niños voladores comunitarios.