Martes 19 de marzo de 2013, p. 9
Tratar de condensar en un monumento público el dolor de una sociedad o cualquier otro fenómeno de igual complejidad es prácticamente una ‘‘causa perdida’’, y el Memorial de las Víctimas de la Violencia no es una excepción en la serie de intentos fallidos en esa línea, consideró el crítico de arte e investigador Cuauhtémoc Medina.
‘‘Se trata de un monumento muy estándar, sin nada particularmente digno de comentarse. Me parece que es arquitectura oficial modernizada, una noción de escultura anacrónica con elementos que uno podría rastrear en Richard Serra y hasta en Sebastián, sin una relación de cuestionamiento con el objeto artístico ni una relación fenomenológica’’, indicó el especialista.
Según Medina, quien fue el primer curador latinoamericano de la Tate Gallery, de Londres, ‘‘el Estado mexicano no ha producido ninguna escultura pública significativa en muchos decenios, aunque la Estela de Luz es original en su estupidez y su costo’’.
La tarea de edificar un memorial para las víctimas de la violencia, añadió, ‘‘es de una dificultad y complejidad que la vuelve casi una causa perdida [...] Es posible hacer actos de memoria inteligentes, con intervenciones complejas e información controversial, pero es evidente que este lugar en específico no tiene ningún efecto de educación cívica ni de importancia artística’’, concluyó el investigador.