Con ráfagas de cumbia químicamente pura puso a bailar a miles de parejas
Lunes 18 de marzo de 2013, p. a44
Con su personal visión de la cumbia, El rebelde del acordeón, Celso Piña, protagonizó una de las mejores actuaciones del Vive Latino al emocionar hasta la saciedad al público. Miles de parejas se pusieron a bailar. Fue una presentación que rozó en lo inmejorable, al grado de que una tarde de domingo cualquiera se transformó en la tarde sagrada del acordeón.
Piña apareció alrededor de las 16:45 horas con su inseparable acordeón y con una barba crecida y cana, acompañado, por supuesto, de su Ronda Bogotá. Comenzó a lanzar ráfagas de cumbia químicamente pura e inmediatamente provocó júbilo colectivo, más aún cuando Pato Machete lo acompañó en la interpretación de Cumbia sobre el río, en la cual, mediante un duelo de voces, hicieron un todo del escenario y el público.
Al intérprete colombiano se le veía feliz; confesó que dentro de un par de semanas cumplirá 60 años. Soltó La cumbia de la Paz, porque, dijo: lo que necesitamos ahora es amor y paz en nuestras vidas. Les envío los mejores deseos a todos ustedes
. El público lo retribuyó con vítores y palmas en alto.
También tocó Cumbia poder, donde hizo lo propio con su violento acordeón. El concierto vivía su mejor momento cuando llegó la romántica Aunque no sea conmigo. Las parejas se aferraron y bailaron más pegadas; los que iban solos alzaron la voz al infinito, como recordando ese amor lejano.
Con cierre apoteósico, Celso Piña acabó su actuación en el Vive Latino, no sin antes decir a sus seguidores: Que Dios los bendiga
.
En la primera parte del domingo también actuaron los Twin Tones, Chico Trujillo, los colombiano de Bomba Stéreo, los franceses avecindados en Nueva York Chicha Libre, Leider, Lazcano Malo, pero no alcanzaron el nivel que imprimió el portentoso Celso Piña.
Sonido Gallo Negro
En el cierre del sábado se presentó el grupo Sonido Gallo Negro. Sus integrantes aparecieron con túnicas negras y máscaras salidas de un catálogo de zoología fantástica aún por clasificar. El combo mexicano-argentino Sonido Gallo Negro ofreció una liturgia espectral en el Vive Latino ante varios miles de sus devotos, quienes inmediatamente cayeron en trance con la fusión de sonidos cumbiancheros sicodélicos extraídos de la profundidad de tierras amazónicas.
Las notas salvajes y equizofrénicas de Sonido Gallo Negro se iniciaron con una pequeña introducción para después tenderse con Leticia. La sabrosura de los sonidos de la chicha, la cumbia amazónica y sonidera, el huayno, el bugalú, la electrónica mexicana comenzaron a poseer a los miles de asistentes, quienes se abandonaron al ritmo que la agrupación musical les interpretó hasta la saciedad, bailando al mismo ritmo frenético bajo un uniforme dancístico impuesto por las piezas.
Un integrante más fue Doctor Alderete, quien comenzó a dibujar y hacer animaciones en vivo, los cuales fueron transmitidos por las pantallas paralelas del escenario.
Luego llegó Lamento y Jíbaros, quienes se despojaron de las máscaras para ver claramente la hipnosis que habían provocado en sus fanáticos al ritmo de las congas, la guitarra, los bongós, el órgano, la guitarra eléctrica, el güiro y el theremin.
Con la interpretación de los primeros tres temas, la liturgia llegaba a su primera fase y preludiaba algo mejor. En efecto, llegaron Caballito nocturno y Bocanegra, temas hilvanados donde el uniforme dancístico del público se rompió para provocar un caos donde todos tenían su baile personal, todos con un ritmo diferente, mientras los Gallo Negros se concentraban en cada uno de sus instrumentos, como si sirvieran de médiums sónicos a almas que se manifestaban musicalmente.