Cordiox es un instrumento sonoro de cuerdas, cuyo núcleo es un cilindro de cuarzo fundido de grandes dimensiones, que se encuentra en construcción. Su nombre está basado en las palabras cuerdas y corazón, expresa el artista Ariel Guzik (México, Distrito Federal, 1960) sobre su proyecto seleccionado para representar a México en la 55 edición de la Bienal de Venecia, que se efectuará del primero de junio al 24 de noviembre.

Curado por Itala Schmelz, Cordiox se presentará en la iglesia de San Lorenzo, sede del pabellón mexicano. Entrevistado por La Jornada, Guzik dijo no conocer aún Venecia, pero hemos estudiado la historia y algunas características de la iglesia. Se trata de un espacio en ruinas, pero que conserva su virtud reverberante y contemplativa. La idea de presentar ahí este instrumento radica en su posibilidad de contemplar el espacio, no en sus condiciones, sino en su esencia, y así crear un ambiente contemplativo dentro del recinto. El espacio será limpiado de escombros, pero no requerirá inversión alguna de restauración.

La oportunidad de acudir a la Bienal de Venecia con este proyecto nos permite apostar por la contemplación como propuesta y como respuesta, sin pretensiones discursivas. Agrega que la capilla de San Lorenzo es un lugar idóneo para el nacimiento de este instrumento acústico, de cierta manera atemporal, ya que se trata de un espacio de grandes virtudes acústicas y de tradición musical muy antigua.

–¿Cordiox se inserta en una línea específica de su trabajo?

–Sí, en una de mis líneas de trabajo de muchos años, pero a diferencia de lo que busco explorar con la obra pública Cámara Lambdoma (La Jornada, 1/24/13) que podría definirse como un instrumento descriptor del tiempo y del agua. Cordiox se relaciona más con el espacio y con un fenómeno al que llamo campo armónico.

“Este fenómeno se puede resumir como la búsqueda de señales armónicas dentro de un repertorio infinito de posibilidades, (como el ruido térmico o la sonoridad caótica del mar). El antecedente más directo de Cordiox es la Cápsula Nereida (2007), instrumento similar, subacuático y de mucho menor escala, también de cristal de cuarzo fundido, con el que trabajo, junto con mis colaboradores cercanos, en la búsqueda de comunicación con ballenas y delfines libres en su habitat, en Baja California.”

–¿Qué sonidos se escucharán?

–El sonido del instrumento será cristalino, sutil y expansivo, y estará estrechamente relacionado con el espacio mismo.

–¿Se puede hablar de algo mexicano en su propuesta que sea perceptible en un entorno internacional?

–La cultura mexicana es mi mayor influencia, pues, una gran parte de mi trabajo se ha realizado en las zonas áridas del país y en sus tradiciones. También en Baja California, en su flora y fauna, pero la apuesta radica en la oportunidad de representar a nuestro país, al que amo profundamente, con una propuesta universal.

Guzik recuerda que, como todos sus proyectos, “Cordiox se trata de un trabajo colectivo que incluye colaboradores de diversas inclinaciones y especialidades”.

Dedicado a la electrónica, la música, las artes gráficas, el estudio de la investigación de la medicina tradicional y la iridiología, en 1974 Guzik se inició de manera autodidacta en teoría electromagnética, electrónica y comunicaciones, así como en otras áreas de la física y las matemáticas.