Sin una política de seguridad diferenciada, que entienda las particularidades de los grupos de la delincuencia organizada y los enfrente individualmente, así como una policía que comparta la misma capacitación y facultades en los tres niveles de gobierno, la violencia en el país seguirá en aumento y las organizaciones criminales terminarán por controlar buena parte del territorio nacional, advirtieron investigadores de la Universidad de Stanford y Harvard, del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y del Centro para la Investigación y Desarrollo Económicos (CIDE).

“No podemos hablar de coordinación funcional en los tres niveles de gobierno, hasta que hablemos de una policía con el mismo idioma y que tenga la misma capacidad en los tres niveles de gobierno. Lo que hay en México es falta de condiciones institucionales y estructurales que generen comunicación y confianza en los tres niveles de gobierno para enfrentar al crimen, convino Viridiana Díaz, investigadora de la Universidad Harvard.

Al intervenir en el foro La inseguridad pública/ciudadana en América Latina: un reto regional, que se lleva a cabo en las instalaciones del ITAM, la especialista destacó que hemos visto en los años recientes que el narcotráfico es un tema exclusivo de la Federación, en los que el estado y el municipio ni quieren meterse ni tienen el mandato constitucional para hacerlo, pero lo que necesitamos son policías funcionales y profesionalizadas en los tres niveles de gobierno.

Si bien, agregó, la falta de coordinación se da por cuestiones políticas, algo que debemos empezar a pensar es que la profesionalización de las policías es distinta. Un policía federal no habla el mismo idioma ni está preparado de la misma forma que la policía municipal o estatal. Por eso es que hay desconfianza en los tres niveles, insistió.

Gema Santamaría, del PNUD, destacó que la política de seguridad aplicada por el gobierno de Felipe Calderón, que atacó a todos los grupos y niveles de la delincuencia por igual, ha traído consecuencias indeseables y exacerbó la violencia.

“La lección que deja la aplicación de políticas públicas que no diferencian a las organizaciones criminales genera condiciones no deseables (como la espiral de violencia) y la expansión del crimen organizado, dijo la especialista de la New School for Social Research.

Mencionó que, entre otros cambios, “lo que se necesita son políticas diferenciadas, trabajar con pandillas juveniles, ya que 96 por ciento de la violencia en el mundo la generan hombres jóvenes; claramente ahí es donde tenemos que incidir, por tratarse de una población vulnerable.

El encarcelamiento masivo de delincuentes con diferentes niveles de peligrosidad terminó por crear una cohesión en las cárceles y la articulación de redes nacionales e internacionales para el crimen. Además, lo que ha generado el narcotráfico es la participación creciente de las pandillas en el sicariato.