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¿La Fiesta en Paz?

Rencuentro con El Pana y sus dramas mediante el libro de Fabián Robles

A

uspiciada por el ayuntamiento de Apizaco, que preside el licenciado Orlando Santacruz Carreño, y por el Instituto Tlaxcalteca de Desarrollo Taurino, que dirige el contador público Luis Mariano Andalco, del 4 al 9 de marzo se llevó acabo la Semana de la Cultura y el Toro en el auditorio del bello centro cultural La Libertad de esa ciudad, dirigido con entusiasmo y apertura por el arquitecto Gabriel Carmona Lozada.

Además de cuatro conferencias magistrales, el jueves 7 tuvo lugar la presentación de un singular libro del periodista tlaxcalteca Fabián Robles Medrano, titulado Rodolfo Rodríguez El Pana, la desgracia del triunfo. Y digo singular no como adjetivo, sino porque la edición, de tamaño media carta, posee una sobriedad de fondo, de forma y de imágenes a tono con los terribles pasajes y reveladoras opiniones que el autor recoge, tanto del matador de Apizaco como de plumas tan destacadas como la del escritor y poeta Manuel Camacho Higareda, del ingeniero y cronista José Vicente Sáiz Tejero o de nuestro compañero de La Jornada, José Cueli.

Externan sendos asombros la matadora española Mari Paz Vega, ante la personalidad del diestro, y el doctor Jesús Fragoso Bernal, secretario de Salud del estado de Tlaxcala y médico de plaza, ante la inexplicable resistencia física de Rodolfo tras sus crisis de salud. Fabián Robles decidió incluir también la exaltada crónica de Páez al día siguiente de la apoteósica, irrepetible tarde de El Pana aquel 7 de enero de 2007 en la Plaza México cuando, gracias al entonces empresario del coso José Antonio González Chilolín, iba a despedirse de los ruedos, pero acabó naciendo a la leyenda intemporal.

El autor incluye también las no por bien intencionadas menos precipitadas opiniones de varios críticos españoles, como Antolín Castro, del portal Opinión y Toros, Luis Carlos Peris, del Diario de Sevilla, o Ignacio de Cossío, del Diario Siglo XXI, quienes de una u otra manera insisten en que el pecado mayor del torero de Apizaco fue insultar a los toreros más importantes de su país, por lo que sufrió el veto de sus propios compañeros y de las empresas, en sesgada apreciación de Carlos Abella, del periódico El País, siendo que El Pana empezó a largar de cuantos se negaban a ponerlo en los carteles luego de su éxito en el ruedo y en las taquillas.

En la presentación me permití leer las breves alusiones de dos aficionados peninsulares de altos vuelos y menos prejuiciados tras de presenciar en la plaza de Leganés la actuación de El Pana en 2008, en aquel prometedor proyecto que incluía la mancuerna Pana-Morante, pero que por taurinas razones no llegó a cuajar. Así, el sociólogo Andrés de Miguel expresó: Pesaba en la balanza la serenidad, la variedad del torero, que dio en una corrida más pases diversos de los que se ven en toda una feria de San Isidro.

Joaquín Albaicín, hijo y nieto de los matadores Joaquín Bernadó y Rafael Albaicín, y magnífico escritor, apuntó luego de ver al Pana en su única comparecencia española: “Hacía tiempo que no veíamos a un torero jugarse así la vida, con tanta parsimonia, con tanta paciencia, con tanta lucidez, con tan- ta fe en el propio destino… En fin: con tanta torería. Con ese lance que ahora evocamos descorrió los siete velos de la sabiduría al recibir al quinto. Por el duende con que lo revistió y por la complejidad misma de la suerte, valió por tres o cuatro faenas grandes. Muchas galaxias, muchos sistemas solares palpitan contenidos en el fugaz despliegue de ese lance. Sesudos dictámenes y balances globales aparte, ese lance sólo lo pega –y sólo lo pega así– un torero genial”.

Ante el abarrotado auditorio externé también un concepto aclaratorio y una advertencia: Así como hay un pensamiento único manipulado y machacado a diario por los que se sueñan propietarios del planeta para imponer una estrecha visión ideológica que se pretende universal y supuestamente acorde con la naturaleza, aunque a diario la arruine con una productividad demencial, así también existe el pensamiento único de los falsos promotores del espectáculo taurino, multimillonarios todopoderosos pero de espaldas a la dignidad animal del toro de lidia, a la bravura, a la valoración de los toreros, al reglamento, a la mercadotecnia, a la cultura taurina y al gran público. De rigor de resultados y de sensibilidad mejor ni hablar. Defender la integridad y la verdad de la fiesta de los toros, sí; alcahuetear el remedo de fiesta que ofrecen las tauromafias, no.