Dar voz a los marginados
a habían tomado las calles. Con Hugo Chávez. Para pasmo de los que se escandalizaron cuando bajaron los changos
de las barriadas de la miseria. Entonces tomaron por asalto las tiendas, los mercados de alimentos que iban a dar a las mesas de los ricos, de los beneficiarios del oro negro y de la corrupción que en esos amargos momentos toleraba, alentaba, Carlos Andrés Pérez, el hombre que camina
. Los acorraló la tropa; los jóvenes reclutas ametrallaron a sus hermanos de clase, a sus compatriotas. El Caracazo
: balas a los de abajo. Y el hambre.
Hugo Chávez se hizo conspirador y golpista. Uno más, dijeron y todavía dicen los de la democracia sin adjetivos. Pero no vino y se fue como Victoriano Huerta. No era Pinochet. Se levantó en armas y lo encarcelaron; y dos años de prisión fueron escuela para quien tenía, según Gabriel García Márquez, una memoria con algo de sobrenatural
. Con los marginados, los de la pobreza que se reproduce a sí misma, acumuló votos y lealtades. La democracia electoral acabaría por llevarlo al poder. El viernes fueron los funerales de Estado de quien surgió de entre los venezolanos del común y a quien lloraron cientos de miles de los de abajo, los pobres de Venezuela que, diría Lula en el mensaje al Foro de Sao Paulo: Nunca fueron tratados con tanto cariño, respeto y dignidad como bajo el gobierno de Chávez.
Respeto y dignidad. Aunque la visión de mercado exponga en la portada de The Economist: El legado podrido de Hugo Chávez
. Cosas de la hora en que la economía suple a la política. Contrapunto de la desmesura tropical de una retórica revolucionaria que invoca a Cristo y proclama que no será sepultado el cadáver de Chávez, que será embalsamado, como el de Lenin, el de Mao, el de Ho Chi Minh, para exponerlo en urna de cristal a la vista del mundo, héroe de toda la América bolivariana. Origen es destino. La derecha habla de repúblicas bananeras; reclama puntillosa legalidad y declara espuria la presidencia de Nicolás Maduro. Pero la fuerza del líder, la que convocó a medio centenar de jefes de Estado y de gobierno, la que movió a las multitudes de los de abajo, no es pieza de museo. Es la dignidad y el respeto de los pobres.
No hay olor a santidad. Hay la expresión de la lucha de clases, de la desigualdad y la acumulación de la riqueza en pocas manos. Hay, como en los veneros del petróleo que a los mexicanos nos escrituró el diablo, la codicia que ambiciona apropiarse de la renta petrolera. Hay corrupción en el chavismo, nos dicen. Y seguramente la hay. Pero la pobreza, el hambre de los de abajo, se redujo de 49.4 por ciento en 1999, a 29.5 por ciento en 2012; la indigencia bajó de 21.7 a 11.7 por ciento, según cifras de la Cepal. Marxista, socialista y cristiano, bolivariano y democrático. Todo eso. Para mayor confusión. O admiración. O desencuentro entre los de arriba, los del mando político. Destacada presencia la de Raúl Castro. Pero impactante la recepción a Mahmud Ajmadineyad.
El presidente iraní besó el ataúd. Gesto de respeto y afecto al que añadiría declaraciones que desataron la ira de un clérigo y alto miembro de la Asamblea de Expertos de Irán: Ghobarnali Dorri Najafabadi criticó al presidente Ajmadineyad por haber dicho que tiene la certeza que Chávez regresará
junto con Jesucristo y el imán Mahdim, quien según el Islam chiíta se ocultó en el siglo X y volverá para propagar la justicia en el mundo.
Mucho más que el petróleo identifica a México y Venezuela. Allá nació la OPEP. Y nosotros nunca nos incorporamos a la organización formidable, capaz de paralizar el mercado y obligar a los poderosos países industrializados del norte a cambiar usos y costumbres, a consumir menos energía sin tener que reducir su capacidad de producción. México ha sido observador que comparte alzas y bajas de la producción de crudo. Las vueltas del tiempo hicieron a China la gran consumidora. Y crece exponencialmente la demanda de energéticos de China e India. No incluyo a Rusia porque es una gran productora. Y porque el gas de Siberia basta y sobra para la demanda de la Unión Europea. Con crisis y sin ella, los ductos que pasaban por Ucrania cruzan ahora el mar Báltico. Vladimir Putin envió un telegrama al pueblo y gobierno de Venezuela.
Enrique Peña Nieto se subió al avión apenas a tiempo. Hubo unas horas que hicieron temer la insensata prolongación del conflicto de Vicente Fox y Felipe Calderón con Hugo Chávez. Pero se impuso la prudencia. O el sentido común, la visión de estado. Y asistió el presidente de México a los funerales de Estado: Venimos a expresar en nombre del pueblo de México nuestras condolencias a los hermanos venezolanos; acompañarlos en su duelo y expresar nuestras muestras de afecto y solidaridad
. Sobriedad para elogiar a Hugo Chávez sin necesidad de pronunciar pretenciosas eulogías: la presencia de la mayoría de los presidentes de América Latina y el Caribe hizo de los funerales del líder venezolano una cumbre virtual, propicia para el diálogo multilateral, dijo Peña Nieto.
Y hubo ocasión de dialogar con Nicolás Maduro, de informar que pronto designará México un embajador y otro tanto hará Venezuela. No es poca cosa. Hugo Chávez llegó a lamentar que Vicente Fox se hubiera convertido en cachorro
del imperio; y puso morado al caballerito
Felipe Calderón. El gobierno mexicano ya volvió a poner la vista en la América nuestra. Enrique Peña Nieto tomó a tiempo el avión. Y supo mantener la dignidad del cargo, sin caer en exhibicionismo alguno ni dar lugar a los sicofantes que ya proclaman el liderazgo que presuntamente retoma México en la región. Habló del encuentro casual, previo al homenaje de Estado, donde hubo diálogo y se refrendó el interés en seguir trabajando de manera muy unida, en gran armonía de propósitos, y que todo ello sirva para fortalecer
a las naciones de la zona.
Y de inmediato, el anticipo de un anuncio importante
mañana lunes. Ocasión para hacer un recuento de lo hecho en los primeros 100 días de su mandato; y presentar la iniciativa de reformas de la ley de telecomunicaciones. Cien días de hacer política y cada uno de los partidos del pacto padece crisis de identidad. Javier Lozano, panista converso, condena a Gustavo Madero por elogiar
a Enrique Peña Nieto y no enaltecer las adherencias de Fox y Calderón. Y la senadora Luisa María Calderón acusó al gobierno de Peña Nieto de violar el secreto bancario para encarcelar a Elba Ester Gordillo. Y en el PRD hay quienes exigen oponerse a la ya aprobada reforma educativa, aunque Jesús Zambrano intente dar palmetazo de dómine y exija que apresuren la aprobación de las leyes secundarias indispensables para hacer valer las reformas constitucionales.
César Camacho resolvió todo lo puesto a discusión en la asamblea del PRI. Extraña unanimidad, eficacia que sembró el terror entre los profetas del retorno del autoritarismo sexenal. Tanto que se acusó a los priístas de ya no mantenerse a la sana distancia... que les impuso Ernesto Zedillo. Él cerca, tanto que nombró y corrió a cinco presidentes del CEN del PRI. Será la confusión entre asamblea y cónclave. O entre los cargos del gobernador de Tabasco, Arturo Núñez, contra quien resulte responsable, y la supuesta omisión del químico Andrés Granier.
No toda desmesura es mala. los funerales de Estado de Hugo Chávez revivieron, hicieron recordar la frase del gran libertador, perseguido, acosado, al final de su vida portentosa. En el mundo ha habido tres grandes majaderos: Jesucristo, Don Quijote y yo
: Simón Bolívar.