Yahel Castillo está emocionado porque en unas semanas, cuando participe en la primera etapa de la Serie Mundial de Clavados 2013, en Pekín, podría presentar su nuevo clavado de 3.9 grados de dificultad, con el que se pondrá de nueva cuenta a la par de los mejores ejecutantes del mundo para pelearles en igualdad de condiciones.

Se trata de una elaboración de dos y media vueltas al frente, con tres giros, en el que trabaja desde hace un par de meses sobre el trampolín de tres metros. Aunque se siente cada vez más seguro de tener éxito, finalmente debemos llevarlo a la competencia para verlo y ya sobre los resultados poder hacer correcciones, estimó.

Tras ubicarse en el sexto sitio en los Juegos Olímpicos Londres 2012, sabe que cada vez es más complicado mantenerse en la élite mundial, de allí que ahora modifique la exigente rutina que ha presentado en las más recientes competencias del orbe.

A unos días de iniciar su participación en China –para luego seguir en las demás estaciones del serial de la Federación Internacional de Natación (FINA)–, bajo la supervisión de Jorge Carrión, está cierto de que debe llegar su momento no sólo de subir a podios regionales o continentales, sino a los de calidad mundial, para lo cual debe concentrarse totalmente.

Luego de terminar su rutina del día, que promedia 3.6-3-7 grados de dificultad, supervisado también por el preparador físico y entrenador de origen búlgaro Stefan Marinov, el clavadista capitalino está convencido de que no puede flaquear en los siguientes tres meses, cuando le esperan las citas en Dubai (21-23 de marzo), Edimburgo (19-21 de abril), Moscú (26-28 de abril), Guadalajara (17-19 de mayo) y la ciudad de México (24-26 de mayo), porque además quiere estar presente en la prueba reina del año: el Campeonato Mundial de la FINA, en Barcelona, España (julio 20 a 4 de agosto).

Si bien todos los clavadistas estarán sometidos a la misma presión y tendrán la aparente ventaja de conocerse por los años que llevan compitiendo, no descartó que surjan nuevas caras, como el caso de la mexicana Carolina Mendoza.