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Pavel Dimitrichenko mandó rociar con ácido el rostro del director del ballet del Bolshoi

Cae protagonista de Iván el Terrible por la autoría intelectual de un acto criminal

Tras frenética sucesión de noticias y desmentidos, la policía rusa considera esclarecida la agresión a Serguei Filin

De carácter irascible, quien estaba programado como estelar masculino de La Bella Durmiente, enfrentó al funcionario por defender a una bailarina, que se dice relegada

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Pavel Dimitrichenko, el inculpado, integrante del ballet del Teatro Bolshoi, durante un ensayo de Iván el Terrible, en noviembre de 2012Foto Reuters
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 6 de marzo de 2013, p. 7

Moscú, 5 de marzo.

Con la detención de tres personas, dada a conocer de modo oficial la noche de este martes, la policía considera esclarecida la agresión al director de ballet del Teatro Bolshoi, Serguei Filin, quien se encuentra en Alemania en tratamiento de rehabilitación tras causarle un desconocido quemaduras en los ojos y la cabeza el 17 de enero anterior.

Se trata de Pavel Dimitrichenko, solista del ballet del Bolshoi, considerado el autor intelectual; Yuri Sarutski, el atacante que le roció el ácido; y Andrei Lipatov, un desempleado que actuó como intermediario y conductor del coche que llevó a Sarutski al lugar de los hechos.

Tras escuchar varias veces todas las conversaciones efectuadas desde teléfonos celulares el día de la agresión a Filin, en una amplia zona más allá del lugar donde se produjo el ataque, la policía comenzó a jalar del hilo que condujo a la primera detención, la de Lipatov, anunciada todavía por la mañana.

Comenzó, a partir de ese momento, una frenética sucesión de noticias y desmentidos, aunque la propia policía se encargó de filtrar las pistas correctas, como el cateo clave en casa de Dimitrichenko, famoso bailarín cuyo papel más relevante en la temporada de 2012 fue como protagonista del ballet Iván el Terrible.

Captura de tres implicados

Los investigadores afirman que Dimitrichenko conoció a Sarutski en una dacha (casa de campo) en el distrito de Stupino y, pasado un tiempo, le encomendó el trabajo, ofreciéndole dinero y convenciéndole de que nadie lo encontraría nunca.

Hacia las ocho de la noche, cayó el supuesto autor material, Sarutski, un hombre de 35 años de edad que había logrado escapar esta mañana, antes de que la policía tomara por asalto su casa en las afueras de Moscú.

Atados los cabos, se hizo pública la detención de los tres implicados.

De carácter irascible, fácil de estallar a la mínima chispa, Dimitrichenko mantenía una tensa relación con Filin, aunque nadie en el Bolshoi cree que tuvieran un conflicto irreconciliable y tampoco que el presunto autor intelectual haya sido capaz de ordenar un crimen tan ruin.

Dimitrichenko se enfrentó al director de ballet del Bolshoi al defender a la bailarina Anzhelina Vorontsova, una joven de mucho talento a su juicio injustamente relegada por Filin.

Según el ex bailarín y coreógrafo Nikolai Tsiskaridze, enemigo jurado del agredido, su alumna Vorontsova se negó a tomar otro maestro a cambio del papel protagónico en el Lago de los cisnes que le habría ofrecido Filin.

La policía dice tener las pruebas que demuestran la autoría intelectual de Dimitrichenko, mientras la sociedad se pregunta para qué un solista tan exitoso decidió poner en entredicho su carrera al concebir y encargar el ataque a Filin.

Que Dimitrichenko haya sido miembro activo del sindicato de bailarines del Bolshoi, por definición situado del otro lado de la barrera que el director de ballet y demás autoridades del teatro más prestigiado de Rusia, tampoco parece ser razón para cometer un crimen.

La noticia provocó conmoción en el Bolshoi: hay quien no le puede creer, más cuando todavía se ve en la cartelera de la semana próxima que Dimitrichenko figura como protagonista masculino de La Bella Durmiente, el 16 de marzo.

Desde que se anunció esta mañana la primera detención, la del chofer, se creyó inminente el desenlace de la investigación de este caso, al no tener connotaciones políticas como el asesinato de la periodista Anna Politkovskaya, víctima de las balas de un sicario en octubre de 2006.

Después de seis años y cinco meses, el caso de la acérrima crítica del Kremlin y de enemigos abiertos, como el gobernante en Chechenia, está resuelto a medias: con toda la trama material descubierta y en la cárcel, pero sin ningún indicio que permita llegar hasta el autor intelectual.