Domingo 24 de febrero de 2013, p. 20
La Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (Cioac) afirmó que el gobierno de Enrique Peña Nieto debe conducir las políticas agrícolas del país conforme a lo establecido en el Acuerdo de Cartagena (entre otros convenios internacionales que protegen y resguardan la biodiversidad con principios de sustentabilidad), y dar marcha atrás al cultivo de alimentos genéticamente modificados.
Aparte, la Confederación Nacional Campesina (CNC) indicó que, ante el severo avance de la desertificación en 80 por ciento del territorio, se requieren acciones gubernamentales inmediatas que frenen la erosión de la tierra, así como programas de promoción para la producción de alimentos básicos, particularmente dirigidos a campesinos e indígenas.
José Dolores López Barrios, secretario de organización de la Cioac, detalló que los cultivos genéticamente modificados atentan contra la biodiversidad alimentaria del país, provocan daños irreversibles a las tierras y erosión, además de que sólo favorecen a trasnacionales, como Monsanto, en perjuicio de campesinos y pequeños y medianos productores.
Legislación necesaria
En su opinión, se debe promover una legislación para el resguardo y aprovechamiento sustentable de los recursos naturales, que son fuente de genes y los cuales también deben quedar bajo el control del Estado.
Las colectas en los territorios de alta biodiversidad continúan, lo cual nos lleva al tema de la protección de las comunidades altamente biodiversas, tanto del hábitat como de sus pobladores
, dijo en torno a los motivos para proteger las áreas naturales y zonas de agricultura del país, centro de origen del maíz.
También consideró motivo de debate el que se quiera que las plantas que proveen de alimento en productoras de combustibles o plásticos e incluso fármacos.
La CNC indicó que es necesario que el gobierno federal realice acciones que detengan y reviertan el fenómeno de la desertificación y erosión de la tierra, y se cumplan los convenios nacionales e internacionales para la protección de la biodiversidad, pues a la fecha son letra muerta.
En México, recordó, 600 hectáreas pierden al año su cubierta vegetal y quedan expuestas a la erosión del viento y el agua en torrente; más de 20 millones de mexicanos, con alto grado de pobreza, viven dentro o en la periferia de bosques y selvas, y utilizan madera como combustible para usos domésticos.