rdenad a los mexicanos que los señores, cada uno con sus parientes, amigos y allegados se dividan en cuatro calpullis principales, tomando en medio a la casa que para mi descanso habeís edificado”. De acuerdo con fray Diego Durán estas fueron las instrucciones que Huitzilopochtli, la deidad que los condujo, le dio a los mexicas acerca del sitio donde debían fundar México-Tenochtitlán.
Aquí aparece ya el concepto del barrio (calpulli) como eje de la vida comunitaria; eran células políticas, económicas, laborales y agrícolas, que en conjunto sostenían la compleja estructura religiosa- gubernamental. En 1520 cuando Hernán Cortés describe la magnificiencia de Tenochtitlán expresa: Hay en esta ciudad muchas mezquitas o casas de sus ídolos, por las colaciones y barrios de ella....
Don Alfonso Caso, tras una amplía investigación, identificó 70 barrios que componían los cuatro grandes calpullis en que estaba dividida Tenochtitlán, los que a la fecha continuan vigentes en lo que ahora llamamos Centro Histórico: Moyotla,Cuepopan, Atzacualco y Zoquipan; hoy San Juan, Santa María, San Sebastian y San Pablo, respectivamente.
Cada calpulli tenía su templo, mismos que tras la conquista se sustituyeron por los de la nueva religión. Eso nos explica la cantidad de iglesias que vemos por todos los antiguos barrios de la ciudad. Ese es el origen de la capilla de la Santísima Concepción, que adorna la hoy muy comentada Plaza Tlaxcoaque. En el pasado, eje de un pequeño barrio, la modernidad lo fracturó con la construcción de la avenida 20 de Noviembre. Milagrosamente se salvó de la destrucción, aunque quedó aislada en una especie de islote entre las vialidades y grandes edificios, uno de ellos de triste memoria, ya que albergaba a Policía y Tránsito del Departamento del Distrito Federal, que fue escenario de corrupción y toda clase de violaciones a los derechos humanos.
Pocos se imaginaban que junto a la siniestra dependencia se encontraba un primoroso templito del siglo XVII. En estilo barroco, enmarcan la portada dos pilastras que rematan con sendas figuras de unos graciosos ángeles. Su lindo campanario con la cúpula cubierta de azulejos estrena unas campanas de bronce que el paseante puede tocar.
Afortunadamente, en 2008 el gobierno de la ciudad convocó a un concurso internacional para construir la llamada Plaza del Bicentenario en Tlaxcoaque. Parte del proyecto incluía restaurar la antigua capilla, así es que todo parecía estar muy bien. La obra se realizó con retraso, pero finalmente Marcelo Ebrard la inauguró antes de dejar el cargo.
El templo quedó precioso, pintado en amarillos y naranjas, la plaza luce un elegante pavimento, se creó una fuente formada con 73 chorros de agua que emergen del piso, iluminados con luces de colores, pero... a un costado se levanta una estatua de bronce de 3 metros de alto, de una mujer con la cabeza y los brazos alzados, en la base de mosaicos negros está la leyenda Jodyali y Genocidio 25-26 febrero 1992
y una corona fúnebre.
Resulta que es una referencia a una masacre durante el conflicto armado entre Armenia y Azerbaiyán. Esto ha suscitado un conflicto diplomático entre México y los dos países, pues Azerbaiyán donó el costo de la obra, igual que la que se colocó en el Parque de la Amistad, en Chapultepec, de donde se tuvo que retirar la estatua del dictador Heydar Aliyev.
Tendrá que tener más cuidado el gobierno capitalino sobre a quien le acepta donaciones a cambio de monumentos. Pero haiga sido como haiga sido
la plaza ya se arregló, así es que vámonos a echar unos taquitos. No lo van a creer, pero en la otrora elegante calle de Madero, en el número 33, está la fonda Los Especiales, que vende exclusivamente tacos de canasta ¡buenísimos! En la entrada se compra su ración y un refresco, pasa al interior, donde hay barras con bancos, y ahí se sienta a saborear sus tacos, aderezándolos con algunas de las salsas que hay en grandes fuentes de metal.