Sábado 16 de febrero de 2013, p. a13
Johannesburgo, 15 de febrero. El problema de las armas de fuego y la violencia de género en Sudáfrica se han vuelto a poner de manifiesto en este país, después que el atleta Oscar Pistorius presuntamente asesinó a su novia el Día de San Valentín.
Con el país conmocionado por este caso, los medios de comunicación han comenzado a criticar la posesión de armas de fuego por parte de sudafricanos blancos, que justifican la medida por la alta criminalidad y la falta de confianza en la policía.
Si Pistorius no hubiera tenido la pistola, Reeva estaría con vida
, señaló en un estudio de televisión Adele Kirsten, quien forma parte de la asociación Sudáfrica libre de armas.
El país modificó en 2004 su legislación para hacer más exigentes las condiciones a los propietarios de armas de fuego. El texto fue aprobado semanas después de que el ex jugador de rugby Rudi Visagie asesinó a su hija al confundirla con un ladrón.
El deportista fue absuelto, al haberse considerado que los disparos fueron accidentales y que haber matado a su hija era una pena suficientemente dura.
Tenemos una legislación muy buena en Sudáfrica, pero todavía tenemos mucho trabajo por hacer y demasiadas armas en circulación
, declaró Kirsten. Según algunas fuentes consultadas, el número de propietarios de armas de fuego en el país africano es varias veces superior al de Estados Unidos.
La ley ha permitido la reducción de 50 por ciento en las muertes causadas por armas de fuego, pero habría que prohibirlas entre los civiles y los policías en la reserva
, añadió la activista.
Hay entre 1.5 millones y 2.5 de titulares de armas fuego registrados. Están en manos de una minoría, sobre todo los sudafricanos blancos, ya que, debido al apartheid, hasta 1994 los negros no estaban autorizados a poseerlas. También hay un elevado número de armas que no están registradas.
La violencia sigue siendo endémica, especialmente en las relaciones de pareja.
Steenkamp es una de las dos mil 500 mujeres adultas víctimas de sus parejas cada año, cerca de siete por día, según datos del Instituto Sudafricano para las Relaciones Raciales.
Gareth Newham, del Instituto de Estudios de Seguridad de Pretoria, señaló que este caso ilustra el peligro que tiene la posesión de armas de fuego en los domicilios y la protección ilusoria que ofrecen.