Bolsa con comida en descomposición produjo el ‘‘olor’’ ; desalojan las oficinas
La alerta cundió en el edificio A del complejo administrativo, aledaño al siniestrado B-2
Angustia, incertidumbre y dudas entre trabajadores; Lozoya desmintió que hubiera peligro
Jueves 7 de febrero de 2013, p. 3
Un olor a ‘‘gas’’, que después se comprobó había sido originado por comida en descomposición, provocó el desalojo del edificio A del complejo administrativo de Petróleos Mexicanos (Pemex), aledaño al que explotó la semana pasada. Aunque el olor estaba focalizado, presas del pánico trabajadores de otras áreas también buscaron refugiarse en calles de la periferia.
Fue el director de la petrolera, Emilio Lozoya, que se encontraba en la planta baja del complejo, quien aclaró que había sido una falsa alarma y que la fuente identificada fue una bolsa con comida olvidada desde el pasado jueves y ya en descomposición, lo que provocó el olor.
Sin embargo, hubo de transcurrir al menos media hora, entre las 12:25 y las 12:50 horas, aproximadamente, para que la mayoría de los trabajadores de la paraestatal retornaran a sus labores; incluso hasta las 14:30 todavía se observaba personal en las calles. ‘‘Estamos muy nerviosos’’, comentaron algunos.
Ayer por la mañana todavía se observaban rostros de angustia, incertidumbre, de duda acerca de que los peritos hubieran hecho suficientemente bien su trabajo al determinar que ‘‘están garantizadas las condiciones de seguridad’’ para el ingreso de los 8 mil 300 trabajadores que laboran en el complejo y la ocupación de los edificios A, C y D, así como la Torre Ejecutiva, luego de que el martes concluyeran las diligencias y peritajes de la zona afectada, además de la verificación del adecuado funcionamiento de los servicios generales como energía eléctrica, agua, elevadores y aire acondicionado, entre otros.
Incluso, el director general de la petrolera, Emilio Lozoya Austin, y el líder del sindicato petrolero, el senador Carlos Romero Deschamps (PRI), encabezaron un tempranero acto de bienvenida –‘‘con dolor, pero con renovada esperanza y más unidos que nunca’’, dijeron a las 7:30 de la mañana– a los empleados de Pemex que ingresaron por la puerta 22 del centro administrativo, y se guardó un minuto de silencio en memoria de los trabajadores fallecidos. En el acto, donde el funcionario y el dirigente sindical saludaron de mano a un buen número de empleados, Lozoya Austin les agradeció su esfuerzo y participación en las labores de auxilio y rescate de sus compañeros que sufrieron lesiones o murieron en el estallido del pasado jueves.
Ahí volvió a insistir en que ‘‘están garantizadas las condiciones de seguridad para todos, como lo avalaron los peritos especializados’’, además de que sólo los edificios B-1 y B-2 permanecerán bajo resguardo y sin operar, por indicaciones de la Coordinación General de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación.
Reportó que el reinicio de labores se había llevado a cabo con normalidad y exaltó que ‘‘el ánimo de los compañeros es el mejor’’. Y para levantar todavía más ese ánimo, sostuvo que ‘‘hoy somos más fuertes que nunca’’. Además, puntualizó, para garantizar todavía más que el complejo es seguro y no volviera a producirse otro incidente como el del jueves de la semana pasada, investigadores y especialistas mexicanos y de tres países permanecen en el lugar con espectómetros de gas.
Pero el pánico volvió pasado el mediodía, cuando varios trabajadores del edificio A dieron la voz de alarma tras detectar un fuerte olor ‘‘parecido a gas’’. Enronces se procedió a desalojar y revisar las instalaciones, hasta que 25 minutos después se identificó la fuente: una bolsa con comida olvidada desde el pasado jueves y que se encontraba en avanzado estado de descomposición. Fue Lozoya quien dio la versión en Twitter: ‘‘Los trabajadores regresan a laborar al edificio A del centro administrativo, una vez que se comprobó que el olor que se percibió fue producto de comida guardada en una bolsa desde el pasado jueves’’.