La otra francesa
Versini contra Montiel
Poder mexiquense
¿Diplomacia estilo Cassez?
aude Versini cree que ha llegado la hora de que el gobierno francés actúe diplomáticamente para que le devuelvan a sus tres hijos, a los que no ve desde 14 meses atrás, cuando su ex esposo, Arturo Montiel, decidió mantenerlos en México, a pesar de que la custodia de ellos se ejercía en París, conforme a los términos de un divorcio marcado, como fueron los años de matrimonio, por el poder, el enriquecimiento y los abusos.
La otra francesa en litigio con la justicia mexicana se casó con Arturo Montiel Rojas, entonces gobernador del estado de México, el 23 de junio de 2002 en Toluca, estado de México, y tuvieron tres hijos: Adrián y Sofía, nacidos el 23 de marzo de 2004, y Alexi, el 21 de julio de 2005. El matrimonio terminó en México el 29 de noviembre de 2007 y sus términos fueron convalidados y ejecutados a partir del 25 de septiembre de 2008, en Francia. Versini se quedó con un departamento en París, con costo de un millón de euros como único beneficio económico, según dijo a esta columna, y con la custodia de los tres niños.
Decidida a difundir su caso en los medios de comunicación, Versini ha solicitado ayuda en Twitter (@MaudeVersini ) El autor de esta columna entabló comunicación por Internet y telefónica con ella y recibió el siguiente relato que, más allá del contexto político de esa relación con Arturo Montiel, es el de una madre despojada de la custodia de sus hijos e impedida de verlos, en un lance de poder renovado por parte del ex gobernador mexiquense que tiene ahora a su pupilo, familiar y sucesor como ocupante de Los Pinos.
“El señor Arturo Montiel se benefició, según la convención de divorcio, de la presencia de sus hijos durante las vacaciones de verano, Navidad y pascua.Habíamos acordado para las vacaciones de diciembre 2011 que se iban los niños el 16 de diciembre, para regresar el primero de enero de 2012 a Francia, para estar presentes para la entrada a la escuela en París el 3 de enero de 2012.
“El domingo primero de enero de 2012, en la noche, Arturo Montiel me indicó que mis hijos se quedarían ahora en México con él, definitivamente, por razón de que ellos fueran maltratados en Francia por parte mía y de mi marido (me he vuelto a casar en 2009 con Philippe Lancry, con quien tuve una hija, Tara, de cuatro años); una mentira espantosa, con un plan bien armado: quitarme mi patria protestad. No sé dónde están domiciliados mis hijos, y no tengo ninguna manera de comunicarme con ellos; sospecho que están en el domicilio del padre: Residencia los Encinos, kilómetro 44.5 de la carretera México-Toluca, municipio de Lerdo, estado de México.
“Hay que añadir que uno de los menores, Alexi, es discapacitado (80 por ciento) y se beneficia en Francia de un trato especial y de una persona especialmente formada que se queda con él en su escuela; Montiel deja a sus hijos en una situación vulnerable y contraria a sus intereses, y esto es susceptible de dejarles un trauma sicológico grave, particularmente en el caso de Alexi (quien sufre autismo). El comportamiento del señor Montiel es muy reprensible, constituye una no representación de los niños en el sentido del artículo 3 de la convención sobre los aspectos civiles sobre el secuestro internacional de niños, concluido el 25 de octubre 1980 en La Haya, ratificado entre otros por Francia y México.
“Después de una investigación, y de cientos de testimonios, el procurador general de justicia en Francia descartó situación de maltrato y la denuncia en contra nuestra por parte de las niñeras mexicanas fue desechada en marzo de 2012. Yo busqué al ministerio de justicia francés para denunciar el secuestro de mis hijos y su no representación en Francia en enero de 2012. La autoridad central francesa armó un expediente con el objetivo de recuperar a los niños en México, a través de un proceso de emergencia, por tratarse de niños; empezó un juicio internacional en marzo de 2012 en un tribunal federal de Toluca.
“En mayo de 2012, gané el juicio en Toluca y se ordenó a Montiel regresar los niños a Francia; pero él apeló. Esta apelación suspendió la ejecución de la sentencia. En julio de 2012 gané el juicio de apelación. Se confirmó la sentencia en contra de Montiel, pero éste se amparó en agosto de 2012. Eso me impide recuperar a mis hijos, que tiene bien guardados en su casa. Van a la escuela con sus guardaespaldas y no me dejan acercarme a su casa. Tampoco a su escuela, no me dejan entrar; la última vez que intenté ver a mis hijos en su escuela de Lerma, el Colegio Miraflores, el director del colegio, al verme, ¡exfiltró (sic) mis tres niños por la puerta de atrás para que no me vieran! Justo antes, pude ver de lejos a mi hijo Alexi y me quise acercar a su salón para tocarlo y abrazarlo, ¡pero su maestra me echó del salón diciendo que no me conocía, qué horror! Cuando pienso que yo soy la que ganó el juicio en las dos primeras instancias y ¡me tratan en esta escuela como si no fuera yo la madre de mis niños, como si yo fuera una criminal! Es impensable (en francés, un reportaje en video http://dai.ly/12rmTPN )
“Desde agosto de 2012 estaba esperando la audiencia del amparo que al final llegó en octubre; a finales de noviembre, la sentencia cayó: los tres magistrados se declararon ¡incompetentes! Increíble. Bárbaro. Después de casi cuatro meses de estudio de mi expediente, una eternidad para una madre sin sus niños, se dicen incompetentes. No entiendo cómo esto sea posible…
Fui cuatro veces a México y nunca Montiel me dejó ver a mis hijos. Me mandaron a otro tribunal en diciembre de 2012. La audiencia fue prevista para el 28 y ese día la pospusieron para el 24 de enero. Ese 24 de enero la pospusieron de nuevo para el 18 de febrero. Qué me dirán el 18 de febrero, ¿otra fecha, seguramente? Estoy desesperada, nadie quiere tomar una decisión firme en devolverme a mis niños. ¿Qué temen? ¿A quién? ¿Por qué? No sé, no entiendo. Escribí a medio mundo, sin respuesta. Casi todos me dan la espalda. El gobierno francés no se querría meter mientras Florence Cassez no regresaba a Francia. Ahora vamos a ver qué pasa
. ¡Hasta mañana!
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