La medición de la pobreza en el mundo / V
Efecto en la pobreza al incluir ingresos del capital y de la vivienda propia
unque ajustan, haciendo lo correcto, de manera correspondiente el umbral de pobreza, al incluir los ingresos del capital (IC) y de la vivienda ocupada por sus propietarios (renta imputada, RI) en los ingresos de los hogares, la desigualdad y la pobreza disminuyen en todos los años entre 1985 y 2007 en Alemania, según Frick y Grabka (FG)1. Es decir, la adición de estos ingresos (en conjunto) actúa en el mismo sentido que la inclusión en el ingreso monetario de los hogares del valor monetario de los servicios de educación y salud provistos por los gobiernos, lo cual comenté en la entrega de 25/1/13, describiendo un trabajo, incluido en el mismo libro que el de FG, que analiza su impacto en cinco países europeos. FG analizan el efecto en la desigualdad y la pobreza de añadir IC (que incluye lo que en México llamamos renta de la propiedad: rentas de propiedades inmuebles, intereses, dividendos y similares) y la RI al ingreso de los hogares. Consideran que ambos tipos de ingresos provienen de la inversión (aunque los primeros son monetarios y los segundos no monetarios) y que no se han realizado análisis del efecto conjunto de ambos en la medición de la pobreza y la desigualdad. Añaden que ello es importante porque el ingreso proveniente de la inversión se duplicó en Alemania entre 1991 y 2007, mientras sueldos y salarios, igual que ganancias e ingresos del autoempleo, crecieron en 40 por ciento.
Para medir los efectos en pobreza y desigualdad de la inclusión de IC y RI, definen el ingreso base de los hogares como aquel que no incluye estos componentes. Entre 1985 y 2007 RI pasó de 2.9 por ciento del ingreso base a 5.1 por ciento; mientras CI pasó de 3.4 por ciento a 5.7 por ciento en Alemania, donde la concentración del ingreso de los hogares aumentó entre 1999 y 2006. El coeficiente de Gini (G), la medida más usada de concentración del ingreso, calculado con el ingreso base pasó de 0.25 en 1999 a 0.305 en 2006. Cuando al ingreso base se añade la RI, sin embargo, G es menor en ambos años: 0.245 en el primero y 0.30 en el segundo. Esto se explica porque RI está menos desigualmente distribuida que el ingreso base. Pero lo contrario ocurre al incluir (sólo) los ingresos de capital (IC): G es mayor en años: 0.262 en 1999 y 0.32 en 2006, un aumento de casi 7 por cieno en este último año. Cuando al ingreso base de cada hogar se suman ambos (IC y RI) G aumenta ligeramente menos que en el caso anterior y en 2006 es ya casi imperceptible.
Algo similar ocurre con lo que la OCDE llama riesgo de pobreza relativa
y que describí y critiqué en las entregas del 11 y 18 de enero. Aunque el lector debe tomar en cuenta que la pobreza
que así se mide (con una LP que se va moviendo en proporción a la mediana observada del ingreso de los hogares) es una mezcla de pobreza relativa y desigualdad, es interesante notar que, después de fluctuar en torno a 12 por ciento entre 1985 y 1999 en Alemania, esta medida crece muy rápido entre 1999 y 2006 para llegar hasta 18 por ciento. Igual que con la desigualdad, la inclusión de la RI (y la de ambos conceptos) en los ingresos de los hogares (y la correlativa modificación de la línea de pobreza) disminuye la pobreza
en todos los años aunque este efecto es pequeño (máximo un punto porcentual) y más notable en los años 80 y 90 que en el presente siglo, que es más pequeño y errático. La inclusión de sólo IC genera efectos erráticos en la pobreza.
El capítulo de Frick y Grabka (FG) es el segundo de los cuatro capítulos que integran la segunda parte del libro Counting the poor (Contando a los pobres
), parte titulada Ampliando las medidas del ingreso y de otros recursos financieros
y que he venido analizando en esta serie de entregas. El primero de esta parte lo analicé en la entrega del 25/1/13 y se refiere a la inclusión de los valores de los servicios de educación y salud, y de los subsidios a la vivienda, en el ingreso de los hogares. El tercero se refiere a la inclusión del valor de beneficios adicionales (fringe benefits), tanto voluntarios como legalmente obligatorios, tanto monetarios como no monetarios, otorgados por las empresas a sus empleados, en el ingreso de los hogares. El autor lista, entre otros, los siguientes ejemplos de tales beneficios: limusinas con chofer, automóviles de la empresa, educación, comidas gratuitas, pensiones privadas y contribuciones obligatorias a las públicas, cuidado diurno infantil, seguros de salud, membresías a clubes, vacaciones. No logra cuantificar el impacto de estos beneficios en la desigualdad y la pobreza, que considera un problema no resuelto. Proporciona, sin embargo, algunos datos del costo del conjunto de beneficios adicionales en proporción al pago directo del trabajo en la industria manufacturera. Por ejemplo, en 2006 era 29.5 por ciento en Estados Unidos, 48.5 por ciento en Austria, 28 por ciento en Dinamarca.
El cuarto y último capítulo es un comentario a los tres anteriores de David Johnson de la Oficina del Censo de Estados Unidos. La parte más interesante del mismo está constituida por los datos que presenta sobre cálculos alternativos a la medida oficial de pobreza de Estados Unidos que está en vigor desde los años 60. En 1995 un grupo de autores, convocados por el National Research Council (NRC) (Consejo Nacional de Investigación) publicó el libro Measuring Poverty. A New Approach, que recomendó una nueva manera de medir la pobreza de ingresos en Estados Unidos. La medición oficial compara el ingreso de los hogares con una línea de pobreza que es igual al triple del costo de una canasta de alimentos. Es la metodología desarrollada por Mollie Orshansky a la que he llamado la variante de la CNA (Canasta Normativa Alimentaria) y que Cepal adoptó para América Latina con pequeños cambios. También la adoptó, con diferentes cambios, el Comité Técnico para la Medición de la Pobreza que operó en México durante el gobierno de Fox. El autor presenta la evolución alternativa de la pobreza siguiendo las recomendaciones de la NRC que definen la línea de pobreza ya no como un múltiplo del costo de alimentos, sino como la mediana observada de gastos de los hogares en una canasta de alimentos, vestuario, vivienda, servicios de la vivienda, y un poquito más
. Esta medida alternativa también cambia la definición de ingresos de la medida oficial, adoptando ingresos netos después de impuestos y transferencias en efectivo o en cuasi-dineros, como las food stamps (vales para alimentos). La Oficina de Censo de Estados Unidos calcula la medida oficial y también esta medida alternativa. La gráfica muestra que casi no hay cambios respecto de la medida oficial, excepto en 2007 y 2008. El autor no explica estos hechos y tampoco adopta una postura crítica a ninguna de las dos mediciones. El autor muestra así que también en Estados Unidos se han explorado mediciones alternativas.
1 Joachim R. Frick y Markus M. Grabka, Accounting for Imputed and Capital Income Flows
, Capítulo 6 de Douglas J. Besharov y Kenneth A. Couch, Counting the Poor. New Thinking About European Poverty Measures and Lessons for the United States, Oxford University Press, Nueva York, 2012.