Mokra Gora, Serbia., 21 de enero. Matteo Garrone, director de cine oriundo de Roma, quien llevó a la pantalla grande Gomorra –que se exhibió en México y está basada en la obra homónima de Roberto Saviano–, es uno de los invitados a esta villa balcánica, donde se desarrolla el Festival Internacional de Cine y Música de Kustendorf –organizado por Emir Kusturica– que ayer se puso muy italiano, con el concierto de una banda explosiva, Radio Zastava, originaria del país del realizador.

En conferencia, Garrone dijo que filma cintas que tienen que ver con la realidad, en las que no puede dejar de incluir datos autobiográficos. Deseo encontrar una relación entre la comedia y el drama, entre la realidad y el surrealismo, el cuento de hadas y la verdad, entre las pesadillas y los buenos sueños, afirmó.

En el encuentro presentó su reciente trabajo, Reality, historia “sobre un hombre cuya vida es cambiada por sus sueños de fama. Fue una historia verdadera que le pasó al marido de mi hermana, quien fue convencido por un director famoso de ser uno de los concursantes del reality televisivo Big Brother, en Italia”.

En la cinta hay una suave pero mordaz crítica al monopolio de los medios de comunicación italianos, cuyo dueño es el ex primer ministro Silvio Berlusconi.

Con público de estudiantes, Garrone dijo que siempre filma cronológicamente; es decir, las escenas son captadas en el orden en que aparecen en la escritura, pues eso es lo más conveniente para que los actores desarrollen sus papeles.

Confesó que a su película –de presupuesto elevado– no le fue bien en taquilla, quizá porque no nos gusta descubrir nuestras realidades. No obstante, declaró que no está preocupado por volver a filmar una producción de estas dimensiones, que llegó con el éxito de Gomorra.

Radio Zastava y sus metales

Los metales, las percusiones y el acordeón de la banda del norte italiano Radio Zastava sonaron a todo lo alto en el concierto de medianoche que se realizó en el encuentro, el cual no da pauta para el descanso. Cine y música por doquier, anoche no fue la excepción con el concierto de este conjunto que mezcla los sonidos del país de la bota con los de Serbia, Bosnia, Eslovenia y Bulgaria.

Nacidos en 2005, los elevados y rápidos beats de los italianos contagiaron a los asistentes al auditorio principal del festival, quienes de la prendidez incluso bailaron slam.