Debe cambiarse la percepción de que la música de Conlon Nancarrow es inaccesible, consideró Dominic Murcott, uno de los principales especialistas en el mundo en el quehacer de aquel innovador de la composición.

Hay quienes afirman que su obra es una de las más complejas que se han escrito. Complejidad es sinónimo de la música de ese autor, y eso es para muchos una idea de inaccesible, lo cual hay que cambiar, pues la suya es una obra de enorme energía y gran belleza auditiva y visual, sostuvo el compositor e investigador inglés durante una conferencia magistral, la noche del sábado.

Ésta formó parte del homenaje que el Museo Universitario del Chopo rindió durante todo ese día al mencionado músico mexicano de origen estadunidense con motivo del centenario de su natalicio, que entre otras actividades incluyó una conferencia del compositor mexicano Julio Estrada, la proyección de un documental de James Greeson y un concierto del ensamble Chamizo.

Director del departamento de composición y tecnología musical del Conservatorio de Música y Danza Trinity Laban, de Londres, Dominic Murcott señaló que otro factor que ha impedido el despegue y el reconocimiento que merece el trabajo de Nancarrow tiene que ver con el número reducido de obras que escribió, la escasa información que hay sobre el mismo y la dificultad que implica acercarse a él.

Elliot Carter, quien fue su amigo, dejó un catálogo enorme y muy accesible de composiciones, y existen muchos escritos y un amplio acervo musical. En contraste, Nancarrow, principalmente, dejó un grupo de 50 estudios para pianola, instrumento ya obsoleto cuando él comenzó a emplearlo, además de que hay poca información de sobre esas obras, así como del propio autor, indicó.

A la fecha aún es poco el material existente, como un par de libros, y si uno quiere profundizar sobre su obra está la opción de visitar la fundación que resguarda su archivo, en Suiza; allí está todo y es mucho lo que se puede hacer allí.

De acuerdo con el académico, la mayor parte de las partituras del músico mexicano han sido publicadas en Alemania, pero cerca de la mitad no están disponibles, además de que es muy complicado acceder a las pianolas para ejecutar esas piezas. A ello, debe sumarse que los arreglos que se han hecho hasta la fecha funcionan bien, pero son copias pésimas.

Aseguró que es buen momento para llenar esos vacíos, pues, aunque el compositor falleció hace 15 años, aún es posible obtener información valiosa y fidedigna de muchas personas que estuvieron en contacto con él.

Son brechas que podemos llenar de forma oral, pero tenemos un tiempo limitado, porque después esa historia oral se perderá y quedará sólo lo escrito, y esto, en 50 años, se convertirá en verdad. Por eso hay que ser muy cuidadosos de lo que hoy se indaga y escribe.

En otro orden, el especialista afirmó que si para poder descifrar y apreciar de forma plena la mayoría del gran repertorio del siglo XX es necesario conocer la arquitectura que hay detrás de él, en el caso de la obra Nancarrow ése es un aspecto sustantivo.

Resaltó, asimismo, la gran carga visual que existe en esas creaciones, por el empleo para su ejecución de los rollos y pianolas, además de refrendar que se trata de una música de profunda teatralidad, como la describió en alguna ocasión el reconocido coreógrafo estadunidense Merce Cunningham.

Con apoyo de la proyección de videos con obras del multicitado músico, entre ellos los estudios 21 y 27, Dominic Murcott mencionó que el propio creador sostenía que la mejor forma de oír sus obras era en su estudio, ubicado al sur de la ciudad de México, sobre el cual muchos han dicho que era como un templo para su música.

Me gusta pensar en Nancarrow como un compositor cuya obra es intrínseca al sitio donde escribía. La autenticidad de su música es relativa al tiempo y espacios en los cuales compuso. Eso significa que lo que ahora oímos es una copia facsimilar de su obra. Jamás podremos recuperar su esencia original.

Acerca precisamente de la idea o noción del tiempo que tuvo el compositor, el investigador sostuvo para finalizar que la música de aquél no busca reflejar lo que es el tiempo, sino lo que debería ser.

Muchas veces me he preguntado qué hubiera hecho Conlon Nancarrow si hubiera tenido una computadora; sin duda, algo increíble, pero nadie lo ha hecho hasta este momento. Con tan sólo poco más de 80 teclas, él logró una exploración con mucha profundidad.