Calderón nombró a seis diplomáticos que rebasan la edad límite que marca la ley
Los casos se presentaron además ante la CNDH, que no ha mostrado interés en investigar
Lunes 19 de noviembre de 2012, p. 9
Al menos dos embajadores han presentado demandas de amparo en contra de la jubilación, que de acuerdo con la Ley del Servicio Exterior Mexicano (SEM) es a los 65 años, por considerar que, al haber nombrado el presidente Felipe Calderón a seis embajadores y cónsules mayores de la edad de jubilación, la ley respectiva se convierte automáticamente en discriminatoria.
Entre los funcionarios nombrados por el presidente Calderón destaca el embajador acreditado ante el Estado Vaticano, Federico Ling Altamirano, quien cuenta con 73 años de edad y no tiene, a diferencia del resto de la plantilla del SEM, etiqueta de caducidad
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Los demandantes, que pidieron el anonimato en tanto se resuelve su caso, destacan que ya en Canadá, a instancias de la Comisión de Derechos Humanos de ese país, el gobierno decidió eliminar la obligatoriedad de retiro a los 65 años, mientras en México la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, institución a la que también se presentó el caso, no mostró ningún interés en investigar.
Los afectados señalan que la reforma a la ley del SEM propuesta por la bancada del PRI en la pasada legislatura, teniendo presente el cambio de la esperanza de vida de los mexicanos, que ahora pasa de los 75 años, prevé un incremento de la edad de retiro de los diplomáticos mexicanos, que de 65 pasa a 70 años de edad.
De acuerdo con la actual ley en la materia, los miembros de este servicio del Estado, parte integral de la seguridad nacional, deben jubilarse a los 65 años. No hay excepciones previstas por la propia ley o su reglamento.
En el pasado, la decisión de jubilación quedaba en manos del presidente de la República, quien podía mantener en activo al embajador hasta el límite de su voluntad. Más adelante la jubilación se ha aplicado el día que terminaba la edad límite, es decir, cuando se iban a cumplir 66 años, hasta el cambio promovido por el entonces canciller Jorge Castañeda, quien estableció la jubilación a la edad de 65 años.
En la historia de la cancillería hay casos como el de Rafael de la Colina Riquelme (1898-1995), quien en 1918 inició su trayectoria en el Servicio Exterior Mexicano.
Tras haber representado al Estado mexicano en varios consulados en ciudades de Estados Unidos, De la Colina Riquelme participó en los trabajos previos a la constitución de la Organización de Naciones Unidas, fue representante permanente ante dicho organismo mundial de 1952 a 1959 y vicepresidente de la delegación mexicana ante su Asamblea General (1952-1958); a partir de 1965, fue representante permanente ante la Organización de Estados Americanos (OEA). También se desempeñó como embajador en Canadá (1959-1962) y Japón (1962-1964).
No obstante haber rebasado con mucho las siete décadas, De la Colina Riquelme permaneció como representante de México ante la Organización de Estados Americanos, donde se le consideraba toda una institución. Recibió del Senado de la República la medalla Belisario Domínguez por los servicios prestados a la patria.
Los demandantes consideran que, de aprobarse la reforma presentada por el PRI, el SEM estaría a la vanguardia de las reformas que darán oxígeno a los sistemas de jubilaciones en México que, se afirma, están al borde de la quiebra.