Los payasos Trupo y Canica viajan a Tepoztlán en busca del gran chamán Pero Perol, para pedirle que los ayude a encontrar a sus compañeras Lady Lucas y Noni Pelusas, quienes sufrieron una experiencia paranormal en el ático de un teatro y desaparecieron.

Este es el inicio de la trama del nuevo espectáculo de la compañía teatral La Trouppe, titulado Trupus calacus, que se presentará hoy y mañana en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.

Perol envía a Trupo y Canica, guiados por La Llorona, al panteón de Chulum Bumbún, donde se encuentra la puerta al inframundo maya, ya que sus amigas se encuentran en alguno de los nueve niveles de dicho ámbito.

Los mitos y la magia se dan la mano en esta producción, la primera que realiza La Trouppe con el apoyo de Efiteatro, estímulo fiscal para los contribuyentes del impuesto sobre la renta que otorga el artículo 226 bis de la Ley del Impuesto sobre la Renta, con el fin de apoyar a los proyectos de inversión en teatro nacional.

La producción incluye la creatividad de esta empresa dedicada a la diversión con arte y humor: títeres, payasos y música con leyendas y mitos mexicanos, todo para demostrar que incluso ir al más allá es más divertido si se hace con humor.

Las funciones se iniciarán a las 13 horas, con la actuación de Trupo (Mauro Mendoza), Lady Lucas (Sylvia Guevara), Toño Canica (Antonio Serna) y Noni Pelusas (Carmen Luna).

Mauro Mendoza expresó en entrevista que Lucas y Pelusas bajan al inframundo y al llegar al último nivel se encuentran con almas que invocaron para pedirles que nunca dejen de poner una ofrenda en su memoria, para no volverse ánimas en pena al ser olvidadas.

Entre altares, ofrendas, música y danza, los trupos viven entre los muertos una increíble aventura animada.

“Esta obra es producto de dos años de trabajo, con mucha investigación. El trabajo de diseño fue arduo para lograr una estética adecuada a la historia, centrada en la cultura maya. Es una historia sobre muertos, sobre el inframundo maya. En ese sentido, mi trabajo fue bastante placentero y creamos más de 30 títeres; el vestuario es como si fuera una estela maya, hay coreografías. Toño Canica hizo una música que se intentó que sonara lo más cercano a la música prehispánica. Trabajamos con mucha gente joven, egresados de la Escuela de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Nada de monstruos ni fantasmas

“Los muchachos le dieron a La Trouppe una inyección de vitalidad. Hicimos un equipo bastante armónico. En febrero pasado comenzó el proceso de producción y terminamos en octubre. La obra la presentamos hace días en Xcaret. Debo decir que fue un trabajo extenuante, con muchas desveladas, pero agradable. Es de esos cansancios en los que sabes que estás haciendo lo que te gusta. En el Teatro de la Ciudad será diferente porque la infraestructura del lugar lo permite. Tenemos cinco escenarios distintos, un panteón, el inframundo, el Mictlán, lo maya, y todo en medio de una aventura. Nada de Halloween, por supuesto. No hay monstruos, ni fantasmas.

“Hay espíritus y seres mayas, con vestuarios como los que se usaban en esos tiempos, basados en grabados. Aquí se trata de hablar de la cosmogonía maya y nos referimos a esa supuesta profecía del fin del mundo. Nos referimos a lo oscuro, pero no hay calabazas, ni nada de eso. Todo lo que se menciona es verídico, sustentado en los estudios antropológicos.

Los mayas hablaban de ciclos, no de siglos. Decían que terminaba una era, pero que comenzaba otra. Nada de que el fin del mundo.

Aclaró que en el Teatro de la Ciudad se verá la obra en su versión acabada.