a Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) padece una guerra insensata, desatada por su propia rectora, Esther Orozco Orozco, quien declaró públicamente que somos un fraude académico
y un pantano sin reglas
, afirmaciones que deberían de haber implicado su renuncia inmediata. Algunos comentaristas alegan que el conflicto se debe a una pugna entre grupos de poder o a una lucha entre facciones del Partido de la Revolución Democrática (PRD) por el control de la universidad. Es verdad que la rectora pertenece a un grupo político definido: fue candidata a gobernadora por el PRD en Chihuahua; ha sido funcionaria del gobierno capitalino, y promovió desplegados en favor de Marcelo Ebrard como candidato a la Presidencia de la República y de Mario Delgado como candidato a jefe de Gobierno. Nuestra lucha, en cambio, es ajena a los partidos políticos, no empezó con la llegada de Orozco y probablemente no termine cuando ella se marche. Se enmarca, más bien, en la ola de resistencias contra la expropiación del conocimiento que existe a nivel planetario, aunque la personalidad de Orozco –peculiar, por decir lo menos– le imprime un sello particular.
La causa del conflicto es clara: existe, por un lado, una universidad que pretende ser profundamente innovadora y lucha por el derecho a existir al margen de los parámetros neoliberales. Por el otro, tenemos a una rectora que quiere llevar a cabo una contrarreforma educativa y, para lograrlo, pisotea los derechos de los trabajadores, violenta diariamente la legalidad institucional y emplea el presupuesto de manera discrecional.
El problema empezó como conflicto laboral, siguió como conflicto académico y ahora es todo esto, más un conflicto estudiantil, pues los estudiantes tomaron los cinco planteles de la UACM en protesta contra la última fechoría de la administración orozquista: el desconocimiento de los resultados de las elecciones para elegir al Consejo Universitario, máximo órgano de gobierno de nuestra institución.
La recomendación 14/2012, emitida el viernes 28 de septiembre de 2012 por la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), regresa a los orígenes del conflicto documentando paso a paso la guerra de Esther Orozco contra la UACM, entre octubre de 2010 y febrero de 2012. Con respecto a los trabajadores certifica, en primer lugar, que la actual administración incurrió en violaciones graves en su derecho al debido proceso, que incluyeron el despido injustificado de los compañeros Alberto Benítez, John Hazard, María Julia Cortés y Héctor Nezahualcóyotl Luna, así como la suspensión sin salario del poeta Eduardo Mosches.
En mi caso se me abrieron dos procesos que no desembocaron en el despido, pero la administración los mantiene como espada de Damocles sobre mi cabeza, con el claro objetivo de callarme. Por otro lado, la rectora no se cansa de indicarme a mí y a otros trabajadores críticos como los principales responsables del conflicto que ella misma desató. ¿Nuestro delito? Somos defensores decididos y no cooptables del proyecto originario de la UACM.
Ahora la CDHDF confirma lo que siempre hemos dicho: los despidos y los procesos que la administración abrió en la contraloría interna y a través del abogado general son de carácter político y carecen de fundamentos legales. Recordamos que los trabajadores mencionados no son los únicos despedidos, pues tenemos otros ocho casos de despidos injustificados que no están incluidos en la recomendación, ya que o son posteriores a los hechos investigados (que sólo llegan hasta febrero de 2012) o los trabajadores optaron por no presentar quejas en la CDHDF, aunque todos demandaron a la UACM ante la junta Local de Conciliación y Arbitraje.
La CDHDF pone particular énfasis en condenar las expresiones xenofóbicas, expresadas contra los profesores no nacionales por algunos empleados de confianza y actuales asesores de rectoría, como Rodrigo Muñoz, autor del término despectivo legión extranjera
. Este uso del peligro exterior es típico del pensamiento político de extrema derecha: ¿quién es un extranjero? Alguien malo y, a la vez, alguien peligroso…
La recomendación destaca que la Administración de la UACM se entromete en los asuntos internos de la organización sindical, al retener de manera arbitraria las cuotas sindicales desde septiembre de 2010, argumentando la ausencia de una comisión de Finanzas. Debido a la falta de recursos, el sindicato no sólo ha tenido que pedir asilo en las instalaciones de sindicatos hermanos, como ha sido el caso del STUNAM, sino que además, mucho más grave, no ha podido responder a las solicitudes de apoyo de los afiliados en caso de defunción de familiares, por ejemplo.
La recomendación de la CDHDF es muy clara: la administración de la UACM debe respetar la libertad sindical, debe reinstalar a los compañeros injustamente despedidos, debe cesar las procesos en curso en contra de trabajadores y debe depositar en la cuenta del sindicato los recursos que mantiene secuestrados.
*Subsecretario de Asuntos Laborales del SUTUACM. Extracto de la ponencia en la conferencia de prensa sobre el conflicto en la UACM, efectuada el 3 de octubre de 2012 en el Club de Periodistas de México.