Miércoles 19 de septiembre de 2012, p. 46
Tultitlán, Méx., 18 de septiembre. Migrantes centroamericanos utilizan terrenos baldíos y puentes vehiculares –contiguos al paso de trenes que van hacia el norte del país– para pernoctar, hacer guardia y tratar de abordar el ferrocarril. Muchos deambulan por las calles en busca de alimentos y ropa. Aseguran que ninguna autoridad les dice cómo llegar a los dos refugios migratorios ubicados en el municipio de Huehuetoca.
Llevo 20 días de camino y tres dando vueltas por esta calle, pidiendo comida y durmiendo debajo de puentes
, dijo Jesús Escobar, indocumentado hondureño, quien este martes, al igual que varios de sus compañeros centroamericanos, buscaba sin éxito, un albergue migratorio.
A finales de julio e inicios de agosto fueron cerrados los dos refugios que operaban en las colonias Lechería e Independencia. A 25 kilómetros, en Huehuetoca, se abrieron dos albergues, uno administrado por la diócesis de Cuautitlán y otro por organizaciones civiles.
Con el cierre de los albergues en Tultitlán descendió el número de migrantes que se quedaban por varios días en las colonias Lechería, La Concepción e Independencia, entre otras.
Sin embargo, vecinos dijeron que sus comunidades siguen siendo paso de indocumentados centroamericanos que buscan los albergues de Huehuetoca.
Durante un recorrido por las vías del tren, entre Tultitlán y Cuautitlán, se observaron grupos de entre cuatro y seis migrantes que dormían bajo puentes vehiculares de las avenidas Concepción, San Antonio y Circuito Exterior Mexiquense.
Aquí llegamos de madrugada después de un mes de caminata, y no sabemos dónde queda el refugio, pero queremos descansar y alimentarnos
, insistió un hondureño acompañado de dos de sus paisanos, cansados y con ropas sucias.
Familia separada
Jesús Escobar camina con muletas. Dice que hace dos meses cayó del tren y se fracturó una rodilla. Aun en esas condiciones, acompañado por su esposa, esperaba abordar el tren para llegar a Huehuetoca.
Tenemos cuatro hijos. Los dejaremos en Tultitlán, mientras mi esposo recibe atención para poder seguir a Estados Unidos
, comentó Janeth, esposa de Jesús, también originaria de Honduras.
En avenida Temascalcingo, en el barrio La Concha, vigilantes de Ferrovalle resguardan el paso de los ferrocarriles. Cada día tratan de impedir que los indocumentados aborden los trenes como polizones.