Martes 11 de septiembre de 2012, p. 16
Hay tres prisiones militares, ubicadas en la ciudad de México; Mazatlán, Sinaloa, y Zapopan, Jalisco. Fueron diseñadas para delitos de bajo perfil, como desobediencia, abuso de autoridad y abandono de servicio.
En una prisión castrense siguen imperando las jerarquías. Cuando se dicta formal prisión a un militar, percibe sólo la mitad de su haber mientras permanece procesado.
Cuando recibe sentencia condenatoria, ese medio haber se le suspende.
Los vinculados a ilícitos contra la salud o a la delincuencia organizada normalmente son trasladados a prisiones federales.
Cuando el término de la pena excede de dos años son destituidos del empleo, lo cual equivale a la baja, y cuando son penalidades de hasta dos años, se reincorporan después a la institución.
En prisión los militares se levantan temprano, marchan, hacen instrucción, van a tomar sus alimentos y después algunos se van a talleres y otros a la escuela.
–¿Qué pasa con sus pensiones?
–Si ya cumplieron cinco años en la institución como activos, pero todavía no tienen 20 años, cuando cumplen con su condena tienen derecho a una compensación o liquidación en una sola erogación, sin derecho a servicios médicos. Cuando las penalidades son menores de dos años, se reincorporan a la vida castrense, y al tener 20 años cumplidos en la institución, tienen derecho a jubilación y servicio médico vitalicio para él y sus derechohabientes.