Repudian la justicia putrefacta
por resolver a favor de Enrique Peña Nieto
Domingo 2 de septiembre de 2012, p. 2
El sexto Informe de gobierno de Felipe Calderón fue ignorado por las bancadas del Congreso. Al iniciar los trabajos del primer periodo ordinario de sesiones de la 62 Legislatura, la calificación electoral y la entrega de constancia de presidente electo a Enrique Peña Nieto ocupó los discursos y la atención de los representantes populares.
Los augurios de una sesión de Congreso General que pasaría por protestas que desbordaran la conducción de la ceremonia se limitaron a dos llamados al orden de Jesús Murillo Karam. Sólo cuando legisladores de PRD, PT y Movimiento Ciudadano (MC) desplegaron mantas y pancartas, y un monumental moño negro al pie de la tribuna, los priístas respondieron agitando banderitas tricolores.
Convocado para dar una primera revisión política al último Informe de Calderón, el Congreso se ocupó en repasar la coyuntura electoral.
Como en todos los años desde que Calderón asumió el poder, el secretario de Gobernación –en esta ocasión Alejandro Poiré– desahogó en cinco minutos la entrega del paquete con el Informe presidencial.
En el salón de protocolo del recinto legislativo, el funcionario dijo a Murillo Karam, presidente de la mesa directiva, que con la entrega del documento se cumplió la obligación constitucional de presentar un reporte del estado de la nación.
La rendición de cuentas y la transparencia son características esenciales de una democracia plena
, afirmó. También entregó las iniciativas de reforma a las leyes Federal del Trabajo y de Contabilidad Gubernamental.
Murillo respondió: muchas gracias, señor secretario. Recibimos los documentos, las dos partes, el Informe y las iniciativas
.
A ese pasaje se redujo la ceremonia que todavía hace ocho años constituía el contacto público entre los poderes Ejecutivo y Legislativo, en la lectura del Informe ante el pleno.
Como es usual en las sesiones, la de este sábado también se caracterizó por el ausentismo de legisladores. Acudieron 112 de los 128 senadores, y 416 de los 500 diputados.
Fue el coordinador del MC, Ricardo Monreal Ávila, quien marcó el rumbo de las posturass de las bancadas, porque antes la hija de Elba Esther Gordillo, Mónica Arriola, pretendió que con una frase en el mensaje de Nueva Alianza se corrigieran los días recientes: llegó el momento de darle vuelta a la página de los agravios y mirar adelante
.
En el contraste de las posturas, Monreal reprochó la justicia putrefacta
que desechó todos los argumentos del Movimiento Progresista y anticipó que con el fallo a favor de Enrique Peña se podría llegar al extremo de que a partir de ahora los presidentes ya no sean electos por el voto popular, sino en subastas periódicas
.
Punzante, el discurso de Monreal aireó en el pleno el recuento de las anomalías electorales que se documentaron desde el Movimiento Progresista y por su candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador.
La nación, señores, está de luto. Asistimos a las exequias de la democracia
, delineó. Desde las curules de los partidos aliados al Movimiento Progresista se inició el coro, que persiste después de seis años: ¡es un honor estar con Obrador!
Los priístas y sus aliados del Partido Verde simplemente observaron la escena. Se imponía la decisión del tricolor de dar y esperar respeto durante la sesión.
Aún así, para no perder la oportunidad de los reflectores, el PVEM puso el balón sobre la cancha al PRI, para festejar la condición de presidente electo de Enrique Peña Nieto. El senador Carlos Puente, integrante de la telebancada, inició su discurso con la frase que avivó el griterío en las filas priístas.
Hoy empezamos a construir el México del siglo XXI, el México que con diálogo político, consenso, políticas públicas adecuadas y un Estado eficaz afrontará los retos del nuevo milenio
, dijo Puente.
El aplauso que generó en sus aliados electorales recibió respuesta inmediata desde el ala de la izquierda. ¡Fraude, fraude!
Situados en el centro, los priístas replicaron: ¡Peña, Peña, Peña!
Fue la primera ocasión en que Murillo Karam llamó al orden y la sesión continuó, tersa. Pero cuando Adriana Hernández Íñiguez –joven de La Piedad a la que sus compañeros le reconocen haber recuperado el distrito 5, con cabecera en Zamora, en manos del PAN durante 20 años– subía a la tribuna, casi 40 diputados del bloque de izquierda caminaron al pie de la secretaría, donde colocaron un festón y desplegaron mantas que decían: La democracia ha muerto
; El destino de México no tiene precio
; AMLO, naciste en tiempo de mercenarios
; Es una victoria pírrica del cinismo y la corrupción
; El futuro del país está a la izquierda. Aquí estamos
.
En ese momento, los diputados y senadores del PRI agitaron sus banderitas de tela. Sólo algunos volvieron a gritar: ¡Peña, Peña!
, y quienes permanecían en la tribuna con sus mantas reviraron: ¡Fraude, fraude!
Por segunda ocasión, Murillo pidió orden y, como no ocurría en años, el silencio fue inmediato. Adriana Hernández culminó su mensaje, se decretó un receso para recibir el documento presidencial y, 20 minutos después, sólo reinició la sesión para informar que el Ejecutivo había cumplido su obligación, y enseguida concluyó el acto protolocario, en un día en que se habló de todo, menos del Informe de Calderón.